Hoy, como todos los 19 de junio, tenemos acto en la escuela de mis niños. Yo disfruto mucho de aquellos actos que nos hacen reflexionar sobre nuestra identidad como país y el legado de Artigas. Me parece muy bien que desde la escuela los niños tengan plena conciencia de lo que debieron pasar nuestros antecesores para alcanzar los valores de libertad que hoy disfrutamos todos. Siempre es emocionante escuchar a los niños de primer año prometer fidelidad a la bandera.
Pero el motivo por el cual te distraigo hoy es otro. Tiene que ver con los rigores del invierno y la tonta tradición de hacer que los niños vayan solo con el uniforme a los actos, en algunos casos sin poder ponerse una campera arriba de la túnica. Cuando miré el termómetro a las 8 de la mañana marcaba 5 bajo cero y mi señora en camino a unos mandados vio un grupo de niños a la intemperie a las 8:30 en el patio de la escuela pública formados para el acto, todos blanquitos con la túnica y algunos sin abrigo.
Yo estoy aburrido de ver y escuchar alertas meteorológicas que no se cumplen. Entiendo la dificultad de predecir el futuro pero se me ocurre que es de sentido común (de todos aquellos que tienen que ver con la educación de los niños en este país) que si hay 5 bajo cero es poco saludable exponer a padres y niños a la intemperie para algo que puede hacerse o bien más tarde o bien en un salón techado. No creo que se le quite importancia al acto si se hace en un local cerrado o a un horario menos problemático, al menos cuando los rigores del invierno golpean tan duro. Es exponerse a enfermarse porque si.
Gonzalo
Foto: Hora Noticias de Paysandú
