Tras la tormenta de vientos excepcionalmente fuertes que azotó a Montevideo y otros departamentos, con un saldo de 17 personas heridas, ventanales destruidos, árboles caídos que cortaron calles y cables de tendido eléctrico, aplastaron autos y dañaron construcciones, también el arbolado de la ciudad recibió críticas. El tema fue tocado por algunos oyentes y por La Mesa de este miércoles.
Muy oportuna la observación de no satanizar a los árboles, pues sin ellos, perdemos calidad de vida y nuestras casas y ciudades se vuelven más calurosas y sobre todo, desapacibles.
Y leyendo El safari de la estrella negra (libro que les recomiendo) del escritor Paul Theroux, me enteré que para ello hay una palabra: dendrofobia, es decir, la fobia a los árboles.
Por favor, cuidemos una de las cosas más hermosas que tiene Montevideo: sus árboles. Más bien podémoslos mejor, de una manera más técnica y oportuna.
Sí al radar, no a la dendrofobia.
Gustavo Vila, desde Bogotá, Colombia
Vía correo electrónico
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