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Colombia: "Incomprensible para los uruguayos"

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Colombia es y será por mucho tiempo incomprensible para los uruguayos, y por más esfuerzos que se hagan en trazar cualquier paralelismo con Uruguay, es un ejercicio inútil.

Llegar a la conclusión de que la realidad política colombiana de hoy puede explicarse o definirse en términos de polarización o de “grieta” es un error aún mayor, y si no miremos lo que dicen las últimas encuestas.

Enfrentados los colombianos a los 21 candidatos presidenciales que se presentarán a las primarias del 13 de marzo, la retroalimentación desde el electorado es de perplejidad, apatía e indiferencia.

Así, la masa de ciudadanos que votará en blanco o no sabe por quién lo hará se mantiene en el 26%, una tendencia permanente que se viene registrando en las encuestas desde hace varios meses.

¿Cómo llegó Colombia a esta situación?

A diferencia de Uruguay, Colombia no cuenta en el siglo XXI con un sistema de partidos políticos consolidados y estables, y los históricos como el Liberal, el Conservador o el Comunista, se han desdibujado y fragmentado en decenas de movimientos que difícilmente podrían ser calificados como auténticos “partidos”.

Esto hace que la democracia colombiana se haya vuelto frágil y muy expuesta a los enfrentamientos internos y los debates fratricidas que debilitan las instituciones y desprestigian a los actores políticos.

Sin ir más lejos, dentro del propio movimiento que llevó al poder al presidente Duque, en estos días un sector del mismo ha salido a descalificar al mandatario tachándole de “izquierdista”, usando para ello un término bastante vulgar.

Pero lo mismo se puede decir del movimiento del expresidente Santos, una especie de “titanic” político sin rumbo, o del Polo Democrático Alternativo, la otrora poderosa coalición de izquierda.

Ni el Partido Verde, hasta hace muy pocos años una muy prometedora fuerza y que actualmente gobierna la capital del país, ha logrado escapar a este proceso de fragmentación, al punto de que son tales sus divisiones internas, que no logró presentar un candidato presidencial propio y participará simultáneamente en las elecciones primarias de dos coaliciones a la vez.

En pocas palabras, en Colombia no se enfrentan dos modelos de país ni mucho menos, sino decenas de pequeños movimientos políticos inorgánicos que no logran despertar un masivo entusiasmo en la ciudadanía o si lo hacen, es en una escala muy micro o regional.

Salvedad hay que hacer de los partidos evangélicos como el partido Mira, que demuestra altos niveles de organización, disciplina y militancia, aunque haya sido salpicado por graves escándalos internos que involucran a algunos de sus miembros.

En todo caso, el candidato que encabeza los sondeos lo hace con el 27%, seguido por el 19% del voto en blanco, un 12% para un desconocido candidato outsider y populista, el 9% de quienes no saben o no responden por quién votarán, y luego un montón de candidatos con pequeños porcentajes que no superan el 7%. Es por eso que en Colombia no hay polarización sino fragmentación, razón por la cual el próximo parlamento que se elegirá también el 13 de marzo estará extremadamente dividido.

¿Qué esperar, entonces, para estas elecciones de 2022 en Colombia?

Ante estas perspectivas, podría producirse algún tipo de aglutinamiento como el ocurrido en Chile tras las figuras de Boric y Kast, una historia que está aún por escribirse, o que Colombia caiga en la confusión que vive hoy Perú.

Por ahora solo una cosa está clara, el 69% de los colombianos declara tener miedo de que Colombia termine como Venezuela.

Cordiales saludos ,

Gustavo, de Bogotá 

 


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