Con el tremendo aumento de la población mundial, la cantidad de coches circulando y aviones volando, los viajes y el turismo, una pandemia era inevitable. Muchos la anunciaron. Si bien, dolorosa y cruel para los humanos, está resultando una bendición para el planeta. Cielos y aguas más limpias. Aires más puros.
Entonces, además de seguir pensando y desarrollando vehículos eléctricos y sistemas de generación no térmicos, ¿no habrá también que pensar en cuarentenas periódicas en las que no se pueda usar vehículos con motores a combustión interna? Un período de abstinencia en que nadie utilice transportes que quemen combustible. Un mes por año en que no vuelen aviones y solo circulen coches eléctricos. Enero en el hemisferio norte, Julio en el hemisferio sur. Eso le daría un poco de respiro al planeta, una pausa para que se recupero un poco, antes de seguir castigándolo. Difícil de ser aceptado por algunos pero no imposible. Quizás Gaia no sea tan solo una metáfora y nos esté mostrando hoy, con uno de sus recursos inesperados y sorprendentes, el castigo y el remedio.
Juan Carlos
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