¿Educar para las nuevas habilidades que requiere el mercado laboral, o propiciar un desarrollo tecnológico que permita a todos acceder a un trabajo? Tal sería la disyuntiva ante el impacto que generan los cambios tecnológicos en la pérdida de puestos de trabajo, opina Juan Alberto desde la audiencia.
Uno de los temas fundamentales acordados para el próximo G-20, a realizarse en Buenos Aires, es el “futuro del trabajo” a la vista del impacto de las tecnologías que suprimen plazas.
El desafío se plantea en términos de qué educación hay que brindar para que las personas accedan a un puesto laboral.
Tal formulación explicita una servidumbre: el individuo subordinado a un destino prefijado de deberes excluyentes para obtener algo tan básico y esencial como ganarse la vida.
Pienso exactamente en las antípodas: la tecnología debe desarrollarse para generar oportunidades amplias de trabajo para toda la gente.
La idea de sumir la educación a las necesidades lucrativas del mercado me luce, simplemente, abominable.
Saludos cordiales.
Juan Alberto Torres / Reus
Vía correo electrónico
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