Diego, usuario permanente del transporte colectivo entre Atlántida y Montevideo, destaca la mejora sustancial que registró el sistema a partir del cambio de unidades de la empresa Cutcsa..
Escuché casi toda la entrevista a Salgado esta mañana. Muy buena. Quería simplemente aportarles algo como usuario diario de Cutcsa Inter.
Me mudé a la zona de Atlántida alrededor de 2004. En ese entonces los coches de Cutcsa tenían las ventanillas altas, por lo que en verano uno no recibía nada de aire; tenían bien ganada fama de lentos, las tapas del piso flojas, los vidrios surcados por tierra vieja, los motores ruidosos, las cortinas tiesas y el aire polvoriento, y no eran una opción real para competir con Copsa. Así las cosas, uno dependía de una empresa que ya había comenzado su decadencia, preocupándose muy poco por sus clientes, dándole lo mismo si los viajes duraban una o dos horas, si había que hacer trasbordos, con inspectores que pedían a los choferes disminuir la velocidad porque atrás venía tal y porque adelante había pasado cual, y a correrse al fondo, donde no había lugar sino compañeros de aventura a los que pisotear. Además de ellos, la incertidumbre de Raincoop, que un día pasaba a una hora, otro día a otra hora, con inspectores que perseguían a los choferes por los montes de Parque del Plata para que al menos cumplieran las frecuencias, sin importar demasiado los horarios.
Ese panorama desesperante comenzó a cambiar el día en que Cutcsa cambió toda su flota, aumentó sus frecuencias, puso servicios directos, mejoró la atención, seguramente como fruto del trabajo que hoy detallaba Salgado pero también como consecuencia del cambio general, que imagino debe haber sido un impulso natural a todos los integrantes de la empresa. Luego pusieron la línea C5, acabando con el monopolio (dictadura) de Copsa en Estación Atlántida, lo que daría para un capítulo aparte.
En definitiva, cuando Cutcsa cambió su flota cambió la realidad del transporte de la Costa de Oro, y hasta la competencia se vio obligada a por lo menos presentar mejores unidades. Queda muchísimo por hacer, y a veces uno no tiene opción sino mandar quejas al Centro de Atención al Cliente que mencionaron esta mañana. Allí a uno le dicen que se van a ocupar, y uno lo cree, aunque nunca sepa qué ocurrió con el conductor que lo dejó a pie a la hora pico del atardecer, que es el motivo por el que me he quejado dos o tres veces. Ahora repaso mis mails y recuerdo que otro día escribí para agradecer, en atención al esfuerzo que hizo un chofer para devolverme el celular que yo había olvidado y creía perdido.
Viajo todas las mañanas en un C5, con salida en Estación Atlántida y descenso en La Blanqueada (una hora con 25 minutos en promedio), y luego en las tardes en un C4 Directo, desde La Blanqueada hasta Atlántida (50 minutos en promedio).
Puedo dar fe de que en la Costa de Oro el servicio de Cutcsa es bueno, prolijo, limpio, de horarios previsibles y choferes casi siempre cordiales, correctos en la conducción y pacientes con las situaciones que inevitablemente debe enfrentar quien está tantas horas lidiando con clientes que no siempre somos tolerantes, amables o incluso respetuosos.
Otro capítulo sería todo lo que nuestros intendentes podrían aportar para hacernos la vida un poco más sencilla (la lista de sugerencias sería larga), pero sería necio negar que en esta zona Cutcsa ha hecho su parte. Esperemos que siga así y mejore aún más.
Cordiales saludos,
Diego Vitacca
Vía correo electrónico
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