Luego de varias desilusiones, dejé de votar al Frente Amplio. La incidencia de los impuestos en una familia de clase media o media baja, asalariada, dependiente es diferente a la de las familias adineradas. A padres que pagan con mucho esfuerzo un colegio privado para sus hijos, cualquier aumento del gasto mensual puede hacerles tambalear esa posibilidad. Para nosotros, que aumenten la luz y el agua (con impuestos vistos y encubiertos) nos genera revisar los gastos y "recortar". A las familias que tienen más dinero no les cambia nada.
Uno de los engaños más contundentes de la izquierda es el famoso slogan "que pague más el que tiene más". Pero los impuestos que se les trata de cobrar a los que "tienen más", en la práctica, los pagamos el resto de la población. Los grandes empresarios le cobran cada vez más a la gente en sus productos o servicios. De este modo, obtienen el dinero que luego le vuelcan al Estado en esos impuestos que el Gobierno impone con la pomposidad de "que pague más el que tiene más".
Asistimos a un hecho que no tiene solución, pero hay que llamarlo por su nombre. Es todo lo contrario a "la gran misión de un Gobierno popular". Pagamos nuestros impuestos directamente, y los impuestos de los que tienen más indirectamente. Sumado a planes para ayudar a quienes jamás podrían pagar un impuesto, por razones obvias.
Salvo algún rubro excepcional, esta es la realidad. Divulgarla o no está en nosotros.
Alicia Sueiro
Vía correo electrónico
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Foto: Fachada de la Dirección General Impositiva (DGI), calle Fernández Crespo. Montevideo, Uruguay, 18 de agosto de 2011. Crédito: Ricardo Antúnez/adhoc Fotos.