
Estimado equipo de redacción:
Soy estudiante avanzado en Fisioterapia a menos de un mes de egresar, y me veo en la necesidad de escribirles tras la reciente noticia publicada sobre el “kinesiólogo” imputado por abuso sexual a adolescentes deportistas.
Más allá del horror del delito en sí (que debe ser condenado y juzgado con todo el peso de la ley), este caso deja en evidencia una situación gravísima que venimos denunciando desde hace años desde la comunidad profesional: la falta de regulación y control del ejercicio ilegal de la salud en Uruguay.
En Uruguay, el título de “kinesiólogo” no está habilitado ni reconocido por el Ministerio de Salud Pública. No existe ninguna licenciatura con ese nombre avalada por la UDELAR ni por instituciones privadas con habilitación ministerial. Tampoco están habilitados los centros que imparten cursos con ese nombre. El único programa cercano es un bachillerato técnico en UTU, que no habilita a tratar pacientes ni a ejercer la fisioterapia ni ningún tipo de práctica clínica.
Sin embargo, proliferan “cursos” no reglamentados, personas que se autodenominan kinesiólogos sin formación universitaria ni habilitación sanitaria, y lo más preocupante: atienden a pacientes, incluso menores de edad, sin ninguna supervisión ni control por parte del Estado.
Este vacío legal y falta de fiscalización es lo que permite que personas sin formación real ni aval ministerial ocupen lugares de poder sobre adolescentes vulnerables, como ocurrió en este caso. No es un hecho aislado. Es un riesgo sistemático.
El caso del supuesto “kinesiólogo” procesado hoy por abuso sexual es, lamentablemente, la consecuencia directa de años de inacción institucional frente al intrusismo profesional. Desde la Asociación de Fisioterapeutas del Uruguay (AFU) esto se viene denunciando hace años. No hay controles sobre quién ejerce. No hay fiscalización de clínicas ni consultorios. No hay sanciones claras.
Urge visibilizar este tema, informar a la población y exigir al Ministerio de Salud Pública y al sistema político que actúen.
Como profesional comprometido con la salud y la ética, me pongo a disposición si desean ampliar la información. Creo que este es un momento clave para que los medios puedan ayudar a exponer esta situación antes de que vuelva a pasar.
Muchas gracias por su tiempo y por el compromiso con el interés público.
Atentamente,
FG









