Gran revuelo causó el lunes pasado en la conferencia de prensa la pregunta del periodista de Paysandú Víctor H. Acosta, dirigida al presidente, sobre qué acciones podría tomar para proteger a los 10.000 niños que no nacen en Uruguay.
En lo personal, me alegró mucho porque desempolvó un tema, que prefiero llamar drama, oculto desde hace años. Navegamos en una suerte de tolerancia en donde más vale no hablar de ello porque así parece que no existe.
El Dr. Luis Lacalle Pou respondió que el gobierno va a tener una política de desestimulo de los abortos, más allá de respetar la ley vigente y mencionó que promueve una agenda provida.
Las reacciones no se hicieron esperar, algunas legisladoras pusieron el grito en el cielo, acusando de “pernicioso” el término próvida , los “derechos no se tocan” o de “antiderechos” a quienes plantean desestimular el número de abortos.
Veamos unos puntos:
1- “Hay consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar”. Así lo manifestó el Presidente Vázquez en su recordado veto. Bien la palabra evitar podría asimilarse a desestimular.
Cabe recordar que allí donde el aborto es despenalizado, se trata de una tolerancia limitada cuyo objetivo es fomentar políticas que eliminen la clandestinidad, y con ello disminuir la morbimortalidad materna en base a un procedimiento libre de complicaciones.
El desestimulo ya se mencionaba como estrategia sanitaria en la normativa del Ministerio de Salud Pública en la Ordenanza 369/04, se mencionaba como primer objetivo el de preservar y controlar el embarazo para luego desestimular la práctica del aborto.
¿Por qué desestimular el número de abortos no es conspirar contra los derechos de las mujeres? Porque lisa y llanamente no existe derecho al aborto. Fuera de los casos previstos por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (18.987), el aborto sigue siendo un delito.
La mencionada ley reconoce el valor social de la maternidad y tutela la vida humana para luego despenalizar el aborto si se cumplen los siguientes requisitos:
- Realizarse antes de las 12 semanas de gestación (3 meses)
- Cumplir con numerosas consultas médicas donde se exprese el motivo por el cual se plantea realizar un aborto, se mencionen las alternativas al mismo, en donde se ofrezcan programas de apoyo social y económico, así como la posibilidad de entregar su hijo en adopción.
- El equipo multidisciplinario debe brindarle a la mujer un espacio de apoyo psicológico y social, con el fin de ayudarla a superar los motivos que la impulsan a interrumpir su embarazo, y asegurar que disponga de información para que tome una decisión libre, consciente y responsable.
- Luego un período de reflexión mínimo de 5 días, la mujer decidirá si realizar su IVE o no.
- Asesorar a la mujer sobre los métodos para evitar embarazos futuros, y sobre los programas de planificación familiar existentes.
2- Acusan de “propuestas regresivas” que “tocan derechos” el desestimulo del aborto.
Pongámonos de acuerdo, en un embarazo hay dos vidas en paralelo, la madre gestante y la del embrión – feto.
Si es un “conjunto de células” no es posible entender la contradicción entre el dolor de pérdida que provoca un aborto espontáneo y la aceptación del aborto provocado.
El duelo que suele acompañar al aborto involuntario, indica que se cercenó la relación de la madre con un feto a quien se le reconoce como un hijo, hermano o nieto. Siendo que la aceptación del aborto provocado se basa en negar su humanidad, a tal punto que no se puede ni mostrar ni ver ni escuchar por ecografía.
3- “Ser provida es un discurso vacío” manifestó una asociación de médicos en un comunicado.
Se denomina Provida a la posición moral y política que afirma la defensa del derecho humano a la vida desde la concepción hasta la muerte natural.
Los Movimientos Provida en Uruguay apoyan con acciones concretas a las familias y comunidades con necesidades básicas insatisfechas, brindan contención emocional, entregan alimentos, ropa, facilitan un techo. Favorecen el vínculo madre/hijo desde el acompañamiento del embarazo, parto y lactancia. Capacitan a la mujer para poder insertarse en el ámbito laboral. Atienden a los niños en centros barriales. Acompañan personas situación de vulnerabilidad, física y social protegiendo sus derechos. Asisten sobre todo a niños, ancianos, mujeres y población migrante. Promueven los cuidados paliativos y ayudan al buen morir a las personas que pasan por ese trance vital. Defienden una conciencia ecológica y el cuidado de la casa común.
Y todo esto en forma voluntaria. ¿Alguien se puede sentir ofendido con el accionar de los grupos provida? ¿Es justo que se les llame “discurso vacío”, de dinosaurios o reacionarios?
Lourdes González Bernardi
Médica Ginecóloga
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