La audiencia opina…

La eutanasia no existe

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  1. Despenalización de la Eutanasia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la Eutanasia como aquella «acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente».

Esa definición de Eutanasia resalta la intención del acto médico, es decir, el querer provocar voluntariamente la muerte de un otro, un ser humano enfermo que pide morir. 

No sería necesaria esa definición, con llamarla homicidio ya quedaría claro. O mejor homicidio piadoso, si es que conlleva la compasión hacia esa persona sufriente.

La eutanasia tanto en su acción directa, de administrar un fármaco, o en su negativa de no suministrar un tratamiento disponible llevan al mismo resultado: acabar con una vida enferma.

Entonces, la eutanasia es el acto que busca provocar la muerte de una persona enferma con sufrimientos insoportables conlleva graves consecuencias familiares, sociales, médicas, éticas y políticas. 

Su despenalización, así como lo plantea el proyecto de ley redactado por el Dr. Ope Pasquet, modificará en su fibra más íntima la relación entre los pacientes, sus familias y los profesionales de la medicina.  

Los casos extremos en pacientes con enfermedades invalidantes y la defensa a rajatabla de la autonomía personal, son siempre aludidos por los partidarios de la despenalización  de la Eutanasia, queda en evidencia en este proyecto de ley que tiene nombre y apellido. 

  1. Acto médico que produce la muerte del paciente

El médico hace medicina, su quehacer consiste en realizar acciones cuyo objetivo es producir salud en su paciente, si ello no es posible sanar acompañar y calmar sufrimientos.

El acto médico se basa en una relación de confianza donde el paciente confía al médico el cuidado de su vida. 

A su vez, se sostiene que la Eutanasia viola el Juramento Hipocrático que expresa “jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me lo soliciten”.

Solicitarle a un médico que de muerte a un individuo para que este deje de sufrir, no es más que aceptar la inoperancia de brindar otra solución al pedido de muerte, y hacerlo responsable de un homicidio por más que se lo quiera disfrazar de piedad.

Frente a una persona sufriente que pide morir tenemos dos caminos de análisis, uno es considerar que la persona pide morir porque no se puede calmar su padecimiento y allí se le ofrecen los cuidados paliativos. El otro, es aceptar que la persona quiere morir, y su sufrimiento es parte de su enfermedad en etapa terminal. La manera de calmarlo es poniendo fin a su vida, no aceptando los cuidados paliativos.

Afirmamos sin temor a equivocarnos, que el proyecto de ley de Eutanasia es inconstitucional, porque se enfrenta al Código de Ética Médica del Colegio Médico del Uruguay (Ley 19.286) en su Artículo 46º: La eutanasia activa entendida como la acción u omisión que acelera o causa la muerte de un paciente, es contraria a la ética de la profesión. 

¿Que sucedería con los médicos en el caso que una Ley de Eutanasia sea declarada inconstitucional?  Resulta que de héroes pasan a ser asesinos y esos médico soportarán la responsabilidad de cometer uno o varios homicidios.

Frente a una situación de salud muy comprometida se dudará sobre las intenciones de los profesionales y la posibilidad de dar muerte para evitar gastos al Sistema de Salud. Por ejemplo, no es infrecuente escuchar tras una muerte repentina en un CTI un: “necesitaban la cama”.

  1. Ampliar la cobertura de Cuidados Paliativos

Se afirma que los Cuidados Paliativos procuran responder a cualquier necesidad de los enfermos cuando se encuentran en una fase avanzada de la enfermedad o en situación terminal de la misma. 

Obviamente, cualquier necesidad asistencial menos producir la muerte. El paciente que desea morir y defiende su decisión libre y autónoma no se convence de las bondades de los cuidados paliativos

En nuestro país existe una cobertura nacional muy irregular que no alcanza al 50 % de las necesidades asistenciales. La extensión de los programas de cuidados paliativos es muy importante para poder atender mejor a los pacientes que así lo soliciten, se debería ampliar la cobertura por un tema de justicia, no como opción al pedido de eutanasia del paciente moribundo.

En suma: 

– Afirmo sin dudas que la eutanasia NO existe. La acción sobre el paciente con intención de sacarle la vida, se llamaba, se llama y debería seguir llamándose HOMICIDIO.

– Hay que ser bien enfáticos, las despenalización de la muerte compasiva o del suicidio asistido deshumanizará la Medicina y erosionará la confianza hacia los profesionales de la salud, en quienes se dudará de las intenciones a la hora de suministrar un medicamento  por ejemplo.

– Legalizar la Eutanasia es la derrota frente a un enfermo sufriente que no se le puede calmar. También derrota en otro enfermo, por acceder a sus deseos de muerte movido por compasión.


Lourdes González Bernardi

Médica. Mag en Bioética 

 


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