Un exgerente de la petrolera estatal rebate la mención hecha en La Tertulia. Según pudo comprobar En Perspectiva, efectivamente Ancap no tenía jardineros como funcionarios sino que se trataba de cooperativas contratadas en acuerdo con el Mides.
Sr. Director de En Perspectiva
Emiliano Cotelo.
Me tomo el atrevimiento de dirigir estas líneas como asiduo oyente de este prestigioso programa radial, pero también como uno de los funcionarios responsables de haber realizado contratos de servicios entre los años 2008 y 2017 en mi calidad de Gerente de Servicios Generales de Ancap, cargo del cual fui removido por el Directorio encabezado por la Ing. Quím. Marta Jara.
Me llama poderosamente la atención cómo se puede argumentar a favor o en contra de un tema a partir de un presupuesto totalmente falso.
En efecto y en medio de un debate tan rico e interesante como el que se produjo en el programa del día de hoy entre los Sres. Alejandro Abal, Fernando Butazzoni, Juan Grompone y Gonzalo Pérez del Castillo, uno de los panelistas expresó que esta empresa de cuantiosas pérdidas tenía contratados a “jardineros”.
Esa información vastamente publicada en medios periodísticos durante el año 2017, ya sea por haberse emitido información falsa desde los cuadros de dirección de la empresa o del gobierno, por pereza intelectual de algún periodista, o por su predisposición a operar hacia una visión sobre las empresas públicas, no se ajusta a la verdad, pero como se puede apreciar hoy a partir de los dichos del Sr. Abal, es algo que esa mentira quedó instalada en el imaginario colectivo.
Ancap no tenía (y creo que sigue sin tener) un solo jardinero.
Lo que sí tenía eran “Operarios de Áreas Verdes” que muy lejos se encontraban de realizar tareas de jardinería. Su función era la desmalezar, limpiar, destocar árboles y proceder a la disposición final de los residuos de 176 hás. de campo (ciento setenta y seis hás. de campo) en el departamento de Paysandú, básicamente en los entornos de las plantas de distribución de combustibles, producción de cementos y cantera de caliza en Queguay.
Dichas contrataciones fueron resueltas en su momento por dos razones fundamentales; la primera a los efectos de evitar incendios forestales (ya que durante la temporada de verano se producían con frecuencia) la segunda para responder a denuncias de propietarios de campos linderos, ya que serpientes y animales salvajes atacaban su ganado, producto de la situación de abandono en que se encontraban las propiedades de Ancap.
También estas “jardineras” (según el panelista) eran las primeras en entrar a limpiar los montes cuando los geólogos de Ancap iniciaban prospecciones o perforaciones.
Esta función era cumplida por 42 personas que ocupaban 36 puestos de trabajo, mayoritariamente mujeres -y dentro de ellas la mayoría jefas de hogar- que integraban seis cooperativas sociales que trabajaban cuatro días a la semana en jornadas de seis horas, y su remuneración estaba referida a los laudos mínimos vigentes prorrateados al tiempo trabajado.
Tal vez hoy esas funciones se sigan haciendo a través de alguna empresa privada, no lo sé. Lo que sí sé, es que la mayoría de estas mujeres no ha logrado conseguir trabajo estable desde marzo (mes de la mujer) de 2017. Tal vez muchas hayan pasado a engrosar las filas de ayuda del Mides. O sea que lo que está ahorrando Ancap (si es que las empresas privadas son más baratas) lo está gastando el Estado por otro lado.
Quería hacer esta salvedad, porque los oyentes de su programa merecen la verdad, la merece la importancia del tema que analizaron en dicha Tertulia, pero por sobre todo lo merecen esas personas que de la noche a la mañana, por voluntad de alguien que quería arreglar el mundo cortando por lo más delgado, se vio en las tapas de los diarios como las “jardineras” que se aprovechaban del “despilfarro” de una empresa en una empresa que no tiene jardines.
Sin otro particular;
Javier Cousillas Iglesias.
Funcionario de ANCAP Reg. 29 103-3.
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