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Uruguay cuenta con 680 nuevos médicos. El domingo celebraron sus títulos en el Mercado del Puerto, con una fiesta a la que asistieron más de 3.000 personas. El saldo: harina, yerba, huevos, salsa de tomate y envases de bebidas alcohólicas regados por las veredas convirtieron a las calles aledañas en un basural. Recibimos al respecto el mensaje de una residente en la zona.
Escribo para contar lo que pasó el 31 de julio de 2016 en el Mercado del Puerto, en la graduación de dos generaciones de médicos que, con permiso del Municipio y en coordinación con el Ministerio del Interior, festejaron la culminación de su carrera y por tanto se convirtieron en doctores.
Vivo en Ciudad Vieja hace siete años y estoy habituada a las fiestas en el Mercado. Sin embargo, esta vez el panorama con el que me enocontré de regreso a mi casa me llenó de indignación.
Serían las 18 horas. Desde lejos se podía ver que la lluvia había corrido a la mayoría, solo quedaban unos pocos cantando y bailando, bebiendo, rodeados de botellas y basura, como siempre terminan estas fiestas.
Pero a medida que avanzaba hacia mi casa, no daba crédito a la cantidad de basura que veía, basura por todos lados, montañas de basura, cientos de botellas, de bolsas, de vasos. Mi barrio era literalmente un basurero, no se veía el piso, cubierto de basura, y a las personas que aún quedaban no parecía inquietarles. Mientras bajaba hacia el Mercado por Pérez Castellano, sentía que mi barrio estaba siendo destratado y, por tanto, quienes habitan en él.
A medida que avanzaba mi vista no se acostumbraba a lo que veía. En el trayecto me crucé con cinco personas orinando en una cuadra sobre la puerta de más de una casa, de un local comercial. Uno de ellos estaba orinando en mi puerta. Me llené de coraje, dejé a un costado el pudor que esta situación me causaba y le dije: "¿Tú orinas la puerta de tu casa? ¿Orinas en la puerta de tus vecinos?"
Mientras escribo [9:17 pm], dos funcionarios de la empresa CAP, a quienes contrataron, intentan limpiar el desastre. Mañana quedará solo algún pequeño rastro del evento. No quiero que la vuelta a la rutina convierta esto solo en un rato desagradable que dejaré en olvido porque, en definitiva, ¿qué puedo hacer yo?
Es tan simple callar y muchas veces políticamente correcto, pero esta vez no pude. Me enoja al especular que la justificación probablemente sea que estaban borrachos. Me sublevo al pensar que no importa dejar el espacio público lleno de mugre porque total alguien viene a limpiar luego. Y me lleno de frustración al constatar que quienes convirtieron mi barrio en un basurero eran universitarios.
A mis alumnos les digo que el espacio público es de todos y que todos debemos cuidarlo, que la ciudad es una construcción colectiva, que es el espacio de convivencia por excelencia.
¿Es mentira?
Soledad Patiño, de Ciudad Vieja
Vía correo electrónico
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Fotos: Alrededores del Mercado del Puerto luego de los festejos de las generaciones de médicos que recibieron su título, domingo 31 de julio de 2016. Crédito: Soledad Patiño.
