Para 470 bachilleres del Colegio Seminario las vacaciones de invierno significaron una semana de trabajo solidario en varios puntos del país. Los “Castores” participaron del campamento Pachacutí, que significa "mundo al revés". Este fue el tema de Los ojos de Rosario del lunes 27 de junio de 2016. Recibimos el siguiente mensaje al respecto.
Soy coordinadora de 6º año de liceo del movimiento Juventud Misionera Ignaciana (JMI) del Colegio Monseñor Ricardo Isasa. Escribo porque me llegó por una amiga periodista la nota que realizaron sobre el Pachacutí y quería contar una parte de esa historia que pocas veces sale en los medios en lo que se recibe de esta experiencia, tanto para los chicos como para todo el que participa de la misma.
Como informaron, este es un campamento muy atípico: los chicos de 4º a 6º año de liceo deciden dedicar una semana de vacaciones al servicio por el otro. Pero lo que me gustaría contar es el sentimiento de solidaridad y cariño con que se encuentran los chicos cuando llegan a sus respectivos lugares de trabajo esparcidos por todo el país. Son recibidos con un amor puro, un amor que nosotros creemos nace de la fe, de sabernos hermanos, de sabernos humanos con nuestras debilidades.
Estos chicos (que este año llegaron ser más de 400) van con brazos abiertos y en total disposición a realizar una jornada de trabajo de ocho horas diarias por personas que conocen durante una semana; del otro lado se encuentran familias, padres, madres, hermanos, obreros, capataces, maestras, que reciben a estos chicos con un cálido abrazo y están dispuestos a enseñar y ser parte de esto tan atípico que vivimos durante una semana.
Yo viví mis Pachacutí tanto como coordinada y coordinadora, y el que diga que la juventud está perdida no vio a estos chicos levantar paredes, jugar con niños de todas las edades, recorrer casa por casa en busca de una mano para dar.
Desde hace ya muchos años todo el que venga a hacer servicio con la palabra Pachacutí en su vocabulario es bienvenido; pero lo que nosotros queremos lograr es que este sentimiento de solidaridad se generalice, que todo lo que estos chicos aprenden de los que los reciben pueda ser pasado a otra generación, y que así esto continúe sin fin.
Estas son unas pocas palabras que no se acercan a expresar lo que significa esta semana de servicio para estos chicos, ellos aprenden (y nosotros aprendemos también) una forma de hacer que el otro valga, que siempre se puede buscar una solución y que cada granito de arena vale. Estos chicos no viven una semana atípica y luego la olvidan, eligen una manera de vivir. Como dijo una de ellos cuando hablaba con sus compañeros: "Esto es el comienzo del resto de nuestras vidas".
María Regina Lima
Vía correo electrónico
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Foto: Alumnos del bachillerato del Colegio Seminario antes de comenzar la experiencia Pachacutí 2016. Crédito: Rosario Castellanos/EnPerspectiva.net.
