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Polémica por la llegada de Uber a Uruguay

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Están viendo a Uber como una multinacional todopoderosa. Sin embargo, Uber es un caso más de una nueva modalidad económica: la sharing economy, donde se reparte y genera trabajo para mucha gente que no tenía esa oportunidad. Es más socialista que capitalista y esa debe ser la discusión.

No le pongamos color politico al tema. Ya perdimos muchas generaciones, paremos en algún momento de perder generaciones. Queremos negar Uber porque pone en riesgo el trabajo de gente que no necesita ser profesional. ¿Para eso estamos preparando hoy en la educación? Los choferes se van a terminar, no deben quedar diez años más. ¿Qué harán estas generaciones, cuando trabajen, si no los entrenamos para avanzar? ¿Solo frenando el progreso? ¿Queremos que en Uruguay seamos los amish del 2020?

La gran diferencia de Uber con los taxis es que Uber tiene un equipo vigilando la calidad de entrega de los servicios, mientras que en los taxis en teoría es la patronal. Uno tiene intereses, otro no. En Uber somos los clientes los que tenemos ese poder.

Creo que este es un tema que muestra en carne viva cómo en Uruguay sabemos trancar el desarrollo. Está mostrando lo peor de nosotros. En lugar de ser creativos y ver cómo podemos subirnos todos al carro de la innovacion, no: nos ponemos en contra.

Alberto Garda
Vía correo electrónico


Uber, Airbnb, Bitcoin, peer to peer, canales de streaming de películas y muchos otros sistemas que nos trajo Internet se basan en conectar a una persona que tiene algo que ofrecer con otra que lo necesita.

La idea es que el control no se dé por parte del Estado. El control es en base a las calificaciones de los mismos usuarios. Eso es lo que hace que sea seguro.

Antes de Internet se necesitaban grandes negocios controlados por el Estado para crear confianza en ellos: unos eran los productores y otros los consumidores. Cada vez más, por la existencia de la Internet, todos seremos consumidores y productores.

Delia Flora Miles
Vía correo electrónico


Uber desembarca y el debate divide a griegos y persas. El trasfondo es la tecnología, la propiedad de la misma, el lucro que genera y su uso decente.

Quién es el que tiene el parámetro de lucro y decencia es otro debate en sí mismo. La experiencia indica que el desarrollo tecnológico es inherente al humano. Franklin definía al humano como el ser que fabrica herramientas, también podemos recordar que del talento genial de Einstein se pasó a la infernal fogata de Hiroshima sin pasar por el peaje de la ética.

Oír la descripción de una propaganda de IBM en la cual Bob Dylan charla con un aparato de inteligencia artificial me resultó perturbador y se me ocurrió imaginar un holograma corpóreo diseñado a medida por algún dispositivo tecnológico inteligente, para convivir con él como remedo de soledades, ausencias o desencantos, sin mencionar su aplicación en el rentable negocio de la pornografía.

La herramienta informática es un punto de inflexión en el devenir de nuestra especie por la creación de inteligencia extra humana. Hengler dice que el deportista tiene músculos fuertes porque los usa, y del mismo modo la fortaleza de las neuronas depende del estímulo intelectual a la que se las somete; no es exótico inferir que cuando se sustituye la inteligencia humana por la artificial se debilitan funciones neurológicas.

Esto es sin duda ceder un poder fabuloso de dominio a otras inteligencias y sus dueños que sorprendería al propio Orwell. Quizás alguna inteligencia humana o no decida que este es un bello planeta, que tiene el techo de ozono perforado, que el aire está demasiado polucionado, que el agua está bastante podrida; que tal vez el problema es que hay demasiada gente sobre la Tierra. Es muy inquietante.

Oponerse al avance de la tecnología además de absurdo es imposible, confiar en su uso a favor del prójimo es un torpe pecado de ingenuidad.

Juan Alberto Torres
Vía correo electrónico


Uber es una respuesta moderna a un abuso desmedido de los taxis. Hace un tiempo tomé un taxi en la parada de Av. Italia y Bolivia. Esa parada está en la acera sur, hacia el este y yo tenía que ir hacia el centro, hacia el otro lado. El taxi toma Av. Italia hasta la entrada para doblar en "U". Esperó a que el semáforo lo habilitara, dobló y al llegar a Bolivia debió parar nuevamente por el semáforo.

Cuando cruzó Bolivia yo estaba a 30 metros de donde había tomado el taxi, en la acera de enfrente, y ya marcaba diez fichas. ¡Diez fichas!, y había recorrido 200 metros y paró en dos semáforos. Un taxi que se detiene en un semáforo durante un viaje, con suerte marca solo una ficha mientras está parado. He vivido la situación de ver caer hasta tres fichas detenido en un semáforo.

Ariel Ifrán, de El Pinar
Vía correo electrónico


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