Desde la audiencia, Gustavo da a entender que las actitudes cuestionadas al vicepresidente de la República como ex presidente de Ancap en realidad son responsabilidad del partido de gobierno.
El Tribunal de Conducta Política del FA acaba de resolver las encuestas: ahora ya nadie le cree a Raúl Sendic y, peor aún por como está redactado, pocos le tienen respeto.
Ha sido tan surrealista la novelesca cadena de errores, despropósitos y desprolijidades como inverosímiles sus explicaciones. No nos cabe en nuestras cabezas que pudiera tener razón en algo de lo que dice o poder ponernos en su lugar. Si no me creen, piensen.
El título
Si Sendic tuviera razón, seria aquel muchacho sin presencia paterna, sin límites y mimado por un entorno ideologizado que cree que la vida es una eterna lucha en la clandestinidad, la pobreza en busca de un cada vez más lejano futuro revolucionario.
Si Sendic tuviera razón, la vuelta a su país sería zambullirse en un entorno excitado con identidad política al que empezaban a caerle votos de todos lados.
Si Sendic tuviera razón, él, el hijo del hombre, no podía ser un don nadie, agregarle la palabrita Licenciado a su nombre sonaba bien y le había dado lustre en un momento en que los que le rodean empiezan a verlo como un líder a futuro. Líder, suena bien.
Si Sendic tuviera razón, se hubiera sentido halagado si el presidente electo, antiguo camarada de su padre, confiara en él, lo mimara, y le alentara permanentemente a ser protagonista. Eso no compatibiliza mucho con su carácter parco, pero ya habría forma de cambiar el carácter si fuera necesario.
Ancap
Si Sendic tuviera razón, es razonable haber aceptado la presidencia de Ancap, ya que, cuando él aclara que no sabe nada de petróleo, de refinerías ni de energía en general, su padrino-presidente le asegura que va a estar “bien rodeado”.
Si Sendic tuviera razón, también parecería razonable que el ministro se encargara de orientarlo en los números, decidiera por él algunas inversiones que obviamente requieren por su monto la intervención del Tesoro y puntualmente asegurarse remesas a Rentas Generales todos los meses.
Si Sendic tuviera razón, las inversiones parecen lógicas buscando el crecimiento. No las inventó él (porque no sabe): fueron fogoneadas por sus gerente de división, quienes tienen larga trayectoria y después de todo, si ellos, el Presidente y el ministro de Economía las ven, las sugieren y no plantean reparos, ¿quién es él para dudar del camino elegido?
Si Sendic tuviera razón, se sentiría agradablemente sorprendido por cómo su imagen pública es bien vista y pensaría en una exitosa campaña política, mientras le agrada escuchar que le dicen al oído que él será el candidato en un futuro.
¿Gastos personales o no?
Si Sendic tuviera razón, se vería halagado, sorprendido por nuevas amistades en el lujoso mundo de los lobbies petroleros, y simplemente hubiera gastado y se hubiera acomodado a las cosas que ve diariamente cuando viaja. No hubiera caído en la cuenta de que el lobby petrolero (mundial o de cabotaje) se compone mayormente de quienes tiene petróleo y él pertenece a un país que solo lo refina y seguramente desaparecerá del mercado importante en 20 años, cuando la energía eléctrica envíe al petróleo a un rincón lateral y a costos ridículos.
Si Sendic tuviera razón, miraría para los costados y se daría cuenta de que sus compañeros (como dijo el diputado Mujica) se pasan los fines de semana hablando de los negociados que hacen, y él se sentiría en paz porque no forma parte de ellos (no tiene habilidad para armar esas estructuras): solo gasta para pasarla bien.
Si Sendic tuviera razón, vería como hipocresía la alarma por su conducta y sus gastos cuando ve eso mismo diariamente en jerarcas que no salen en la tapa de los diarios, y llegaría a la conclusión lógica de que esto es parte de una operación política.
Si Sendic tuviera razón… Bueno: acabo de darme cuenta de que la operación de prensa defendiendo su título, toda la operativa y toma de decisiones de la empresa más grande del país y todo el entramado de corrupción que subyace en el partido en el poder es obra de un solo hombre. Quizás Sendic es tan enormemente capaz, inteligente y brillante, que logró engañarnos.
Gustavo A. Calvo
Vía correo electrónico
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