Dos pilotos de la Fuerza Aérea fallecieron el 16 de agosto en el Hospital Policial horas después de haber sido rescatados de un helicóptero que se estrelló en las inmediaciones del Aeropuerto de Carrasco. Este fue uno de los temas tratados en La Mesa del miércoles 17 de agosto con Teresa Herrera, Gerardo Caetano, Rafael Porzecanski y Guillermo Fossati. Recibimos el siguiente mensaje de un oyente al respecto.
Me sorprende la liviandad de muchos comentarios. Me preocupa el casi consenso que hay en los panelistas respecto a la supuesta sobredimensión de nuestras Fuerzas Armadas (FFAA). ¿Cuánto es mucho? ¿27.000, como ahora? ¿15.000? ¿Tienen alguna idea de cómo se calcula un número real y adecuado para llevar adelante las misiones asignadas?
A fines de 1984 se superaban los 45.000 efectivos. En aquellas instancias, desde filas de la izquierda se hablaba de sobredimensión y que 30.000 era un número lógico. Ahora que estamos por debajo de eso, se vuelve a decir que 27.000 son muchos. Quizás luego se diga que 10.000 es mucho.
Me parecería más serio que se informaran de cómo se llevan adelante los cálculos de personal necesario. El Calen tiene muchos análisis de este estilo que puede ilustrar mejor la situación.
Debemos recordar que desde el punto de vista administrativo y de gestión hay una cantidad de personal mínima fija, que es independiente del tamaño del país o de sus FFAA y responde a cualquier sistema de administración de un ministerio u organismo o fuerza (no por ser un país grande se tienen tres ministros de Defensa ni cuatro comandantes en jefe del Ejército ni dos directores de Inteligencia, etcétera).
En definitiva, se debe ser profesional y aprender cuáles son los mínimos necesarios. La propia ex ministra de Defensa [Azucena Berruti] (gran promotora de la reducción) cuando fue ministra terminó reconociendo que estaban en el límite con 30.000 efectivos.
No debemos olvidar que la instrucción militar no es meramente una acumulación de conocimientos técnicos para utilizar distintos tipos de armas y estrategias de combate, también está vinculada a la formación del carácter. Lo que muchos llaman lavado de cerebros es en realidad una metodología de instrucción que apunta a que los efectivos sean efectivos en situaciones extremas.
La cadena de mando, el arrojo, la entereza frente a peligros inminentes son cualidades que deben tener quienes enfrenten situaciones extremas (esto es así en Uruguay y en cualquier Ejército del mundo). Por este motivo es que los militares sirven también para otras tareas de emergencia en tiempos de paz.
Cuando llega el caos, como en desastres climáticos, quienes tienen no solo los medios sino también el entrenamiento para desplegarse inmediatamente y en cualquier condición y enfrentando cansancios extremos son los que entrenaron para ello: los militares. Cuando hay que blindar una frontera las 24 horas bajo lluvia, frío o temperaturas de 40 grados, los que pueden hacerlo eficientemente y de modo inmediato por su entrenamiento son los militares. No son superhombres. Solamente fueron entrenados para ser duros de carácter y de eficaz e inmediata respuesta.
Este tipo de recurso humano le es extremadamente útil al país, y así lo han demostrado muchas veces.
Sin dudas, el discurso de izquierda, muchas veces cargado de revanchismos, ha calado hondo y ha hecho carne hasta en los mejores intencionados. Tenemos una deuda de gratitud pendiente para con las FFAA (y esto es independiente de mi rechazo absoluto a la dictadura). En definitiva, Uruguay debe tener FFAA de la dimensión adecuada. Eso pueden ser 25.000 o 35.000 o lo que se defina desde el punto de vista profesional y no con cálculos a ojo.
Debemos tenerlas bien pagas, equipadas y entrenadas. En tiempo de paz, que ayuden y asistan a la sociedad (en catástrofes naturales, cuidado de soberanía, en salvatajes marítimos, arreglando escuelas y haciendo caminos como ya sucede) y en tiempos violentos, que nos protejan adecuadamente. No olvidar que la guerra actual no solo se puede dar entre Estados y no es territorial. La guerra hoy es global y el enemigo puede estar dentro de nuestras fronteras. Son enemigos que están entrenados militarmente, que utilizan material de guerra. Hoy lo vemos lejos e improbable. Pero dicen que la curiosidad mató al gato, yo diría que la confianza se cobró miles de vidas. Ejemplos sobran en el mundo.
Y en el peor de los escenarios, cuando se dice que a Uruguay lo invaden en horas, demuestran una falta enorme de conocimiento. Si bien las asimetrías son grandes con los vecinos (sobre todo Brasil), una defensa nacional no se plantea solamente en posesión territorial circunstancial. El Ejército uruguayo no es tonto y es muy profesional. Maneja todas las hipótesis y tiene planes de contingencia para cada una de ellas. El hostigamiento, sabotaje, incursiones comando, golpes estratégicos es la parte medular de las tácticas defensivas entrenadas y que han demostrado que son muy efectivas frente a enemigos muy poderosos (por ejemplo, Vietnam y Afganistán).
Estos elementos se transforman en disuasivos. Todo termina siendo para un potencial enemigo un análisis de costo/beneficio. ¿Para un invasor, perder x cantidad de miles de vidas es un precio adecuado para el beneficio de nuestro territorio?
Obvio que lo podrían terminar tomando, pero si balanceamos la ecuación a nuestro favor, probablemente no le sirva y desista. Por algo EEUU no ganó en Vietnam, cuando podría perfectamente haberlo arrasado si mandaba diez veces más tropas (pero que les hubiera costado diez veces más muertos).
Otro tema es el de la Caja Militar, sobre lo que mucho se puede decir. Si bien es cierto y discutible que los oficiales de alto rango se jubilan con la totalidad de su sueldo, no es esto el motivo del desfinanciamiento. Si a cualquier caja le saco el 40 % de sus aportantes, se desfinancia indudablemente. Esto es parte del resultado de las drásticas reducciones de efectivos.
Lo otro que cabe aclarar es que muchos critican que los militares se jubilan jóvenes o con menos años de servicio que en el ámbito civil. Lo que no dicen o no saben es la carga horaria que realizan. Los militares trabajan 12 horas diarias al menos y debe sumarse guardias de 24 horas y muchos fines de semana. Es decir, que si traducimos todo esto a horas trabajadas podríamos decir que se está en los mismos niveles que en el ámbito civil.
Por eso hay que profundizar más en los análisis y tratar de evitar las conclusiones rápidas y sobre todo dejar de repetir eslóganes y dichos populares que no siempre coinciden con la realidad.
Gastón Klever
Vía correo electrónico
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Foto: Asumió el nuevo ministro de Defensa tras el fallecimiento del anterior ministro, Eleuterio Fernández Huidobro. Salón de Honor del Miniterio de Defensa Nacional, Montevideo Uruguay. Viernes, 12 de agosto, 2016. Crédito: Javier Calvelo/adhoc Fotos.