Desde el Mundial
Este domingo fui a ver a Uruguay con una amiga inglesa. Si bien pensé que mi amiga sería la única inglesa de celeste y embanderada, me encontré con una gran cantidad de ingleses que apoyaron a la Celeste durante los 80 minutos que duró el partido.
El grito de “Uruguay, Uruguay” se escuchó en el estadio. A la salida vi a una familia inglesa, con camisetas de Uruguay que habían hecho ellos mismos, a mano. Googlearon la bandera y la pintaron. Me acerqué para agradecerles el apoyo. Se quedaron encantados de conocer a una uruguaya de verdad.
PD. Del resultado con Gales no comento porque la herida está muy fresca.
Claudia Alen
Vía correo electrónico
Cambiar el chip
En La Mesa del lunes 21 de setiembre, al momento de tratar el tema Teros en el Mundial salió el siempre lamentable comentario de que es un deporte de elite, de clases altas y nenes bien.
Si bien en nuestro país es entendible que exista esa idea por la prevalencia de jugadores que salen de colegios ingleses de Carrasco, ya es momento de que quienes ven a nenes bien "jugando un deporte en inglés" empiecen a pensar si no habrá algo más allá detrás de ese cúmulo de preconceptos que les hace perder de vista los valores que inculca, y que seguramente puedan compartir.
En el rugby el juez siempre tiene la razón, no se le discute y se lo atiende con absoluto respeto. Pero esto no es así por una convención autoritaria, sino por un espíritu mucho más cercano al juramento olímpico, donde la sola sospecha de una trampa debe ser tomada como una ofensa.
En el rugby no se simulan lesiones, ni para hacer tiempo, ni para incidir en el juicio del árbitro respecto a una posible sanción para un adversario. Por el contrario, por más fuerte que sea el dolor de un choque, se incorporan lo antes posible o se mantienen con una rodilla al piso mientras son atendidos. Lo opuesto es visto como una deshonra, tanto por el público como por los propios jugadores. Difícilmente un jugador que queda tirado por una lesión pueda volver a entrar y las camillas prácticamente no se usan. Se sale caminando o con ayuda si es necesario.
En el fútbol existe una constante preocupación por engañar al juez para inducirlo al error. Se le discute el 90 % de sus fallos, o se hacen gestos despectivos e irrespetuosos a él y a sus asistentes. Hemos visto atropellos y agresiones de varios jugadores encima del juez. Solo recordemos un partido de juveniles por un Sudamericano contra Venezuela hace unos meses. A veces sufren agresiones físicas y muchas veces hay jueces que responden con empujones, sacando pechera y destratando a los jugadores.
El juez y los jugadores se tapan la boca para que no se oiga lo que se dicen entre sí o no se pueda leer sus labios en la televisión. Nada bueno se estarán diciendo, debemos suponer. En el rugby el juez explica sus fallos como si estuviera en una entrevista. Tiene una actitud distendida, segura y didáctica, aunque no por ello carente de autoridad.
En el fútbol los jugadores no desperdician oportunidad de lesionar un contrario, de pisarlo, pegarle un codazo o agacharse al momento de disputar un cabezazo. En el rugby, si un jugador levanta a un adversario es su responsabilidad de que al caer lo haga de forma que no se pueda lesionar.
En síntesis, el rugby parecería ser un juego de personas honestas que se respetan, y el fútbol un deporte jugado por individuos despreciables, que detrás de una pretendida viveza esconden un espíritu pequeño, pobre. Seguramente no todos los futbolistas sean así, pero hasta en el baby futbol como espectador o jugando un papi futbol hay personas que se transforman. ¿Se podrá cambiar el chip?
Felipe Algorta
Vía correo electrónico
¿Rugby popular?
Proponer al rugby como deporte popular es muy poco realista, y lo que es mucho peor es crear falsas expectativas en algunos jóvenes. No le vendamos más espejitos a las clases populares. Es hipócrita e inmoral. No es con voluntarismo que vamos a sacar a los niños de la calle o a canalizar sus energías.
Ya todos los sabemos: educación, trabajo y salud, y especialmente no engañar a las clases populares con falsas expectativas, aún cuando puedan estar basadas en la buena fe. Deberían antes analizarse dentro de un contexto realista y de sinceridad intelectual. Como dice Juan Grompone, esto tampoco es un descuido…
Roberto Crespi
Vía correo electrónico
Rugby femenino
Jugué un tiempo al rugby. La verdad es que no sé si lo recomendaría como un deporte para todos, no es para cualquiera. No estoy de acuerdo con que sea igual a los demás en cuanto a las lesiones porque la exposición es mucho mayor. Lo que no me gustaba era que se enfocaba mucho en la competencia y yo lo tomaba como un juego.
Por otro lado, es muy lindo el compañerismo que se genera pero también te pedían que fueras agresiva, especialmente a la hora de hacer tackles. Es algo que también puede ser bueno, sobre todo para mujeres que necesitan aprender a hacerse fuertes y defenderse.
Chiara Berretta
Vía correo electrónico
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Foto: Hinchas ingleses de Los Teros en el Mundial de Rugby. Crédito: Claudia Alen.