
Este 19 de junio de 2025, se cumplen 50 años del debut de Canciones para no dormir la siesta, el espectáculo que revolucionó la forma de hacer arte para niños en Uruguay. Aquella primera función, el 19 de junio de 1975 en la sala Mercedes de El Galpón, fue el punto de partida de una propuesta artística que combinó música, teatro y juego con una mirada respetuosa, creativa y participativa hacia el público infantil.
La idea original nació del periodista y dramaturgo Horacio Buscaglia junto a la maestra, actriz y compositora Nancy Guguich, en el marco del Club de Teatro. En sus comienzos, el grupo mezclaba adaptaciones de canciones tradicionales con composiciones propias, pero su verdadero diferencial estaba en la puesta en escena: sin hilo argumental, con cuadros breves, interacción directa con el público y una energía contagiosa que apelaba tanto a niñas y niños como a sus familias.
Durante sus 15 años de historia activa (1975–1990), Canciones tuvo distintas formaciones por las que pasaron artistas como Jorge Bonaldi, Gonzalo Moreira, Susana Bosch, Walter Venencio, Jorge Lazaroff, Gustavo Ripa, Carlos Vicente, Guzmán Peralta y Jaime Roos. La propuesta creció, recorrió escenarios de todo el país, participó en el carnaval, llenó el Palacio Peñarol, el Cilindro Municipal y llegó a tener su propio programa en vivo por Canal 10.
Con discos emblemáticos como Había una vez y Cht!, que llegaron a ser disco de oro, Canciones no solo fue música: fue educación, fue resistencia cultural durante la dictadura.
El grupo dejó de actuar en 1990, pero su huella sigue viva en canciones que aún se cantan en escuelas y hogares. Su legado también se prolongó en otros proyectos, como Cantacuentos, impulsado por Guguich y su hijo Martín Buscaglia.
Hoy, medio siglo después, Canciones para no dormir la siesta es parte del ADN cultural del Uruguay. Un fenómeno artístico que, sin proponérselo, fundó una nueva manera de hacer música para niños y para adultos que aún saben jugar.