El debut de Manolo y los Vespass, fue una casualidad. Un puñado de estrofas e ideas, unos manijazos de amigos y un álbum que, con un pie afuera de las lógicas comerciales, aprobó el examen. Buenas letras, buenas melodías, buenos arreglos. Buenas canciones. Para ese disco (Manolo y los Vespass, 2020), parafraseando a Alejandro Balbis, Manolo tuvo cuatro décadas de preparación. Para el segundo apenas tres.
Tres años especiales.
Pandemia, rupturas amorosas, mudanzas obligadas, un libro de Mark Lanegan, las charlas interminables con los de siempre. Por ahí nace Tiempo al tiempo. Pero tiempo al tiempo.
Hubo, antes, meses alimentados de Ramones, lecturas de biografías de próceres y segundas líneas del rock y un umbral de influencias, por poner una fecha difusa, ubicado en la mitad de los 90, aunque Manolo diga que hoy no puede salir de los 70. Y vivir fuera de la ciudad y trabajar en el caos metálico de grandes escenarios. De ahí, y de madrigueras secundarias nace Tiempo al tiempo, a partir de líneas melódicas difusas, una frase sonando en la cabeza y balbuceos que fueron decantando en un cancionero de mid tempos potentes.
Y para pasar de las intenciones a la realidad sonora, se rodeó de un cuadro selecto, que incluye a varios colegas del staff velero, pero no solo, todos (y todas) entregados a la experiencia Vespass. Y hubo, también, antes, durante y después, una suerte de maestro Yoda encarnado por Esteban Demelas, que puso su sabiduría y su paciencia al servicio de la causa.
Del laboratorio, taller, olla de grillos o pandemonio, solo ellos sabrán qué fue, surgió un disco casi conceptual, de canciones atravesadas por la reflexión existencial, dudas del yo sin el disfraz de la historia, descarnadas, pero ajenas de lugares comunes ni pretensiones de alta poesía. Pero a no engañarse: toda esa lírica luce bien en ropas de rock elegante, como un traje viejo pero cuidado, destinado a las ocasiones especiales.
Así, “Junté en el fondo”, por ejemplo, arranca con un riff que suena a los Cars, “Dancer” trae el aire de, salvando las distancias, Peter Bjorn And John o Belle & Sebastian, “Tiempo al tiempo” remite a Deep Purple (¡en serio!), “Divagues” tiene el sabor de las baladas de los Chili Peppers, “García” suda soul y Pedro Dalton presta la garganta para el estallido contenido de “El espejo”.
Y, aunque se toca y a veces se canta en el lenguaje del rock, que no por universal deja de ser todavía un poco extranjero, es un disco de uruguayez abrumadora. Rioplatense, si concedemos también a los vecinos del Plata el patrimonio de mirar con cierto desencanto la construcción de nuestras ruinas y encontrar, entre tanto escombro, una piedra brillante.
"Tiempo al tiempo" es un trabajo que hay que escuchar de un tirón para después volver, una y otra vez, a detenerse en las canciones, y luego en los detalles, una vez y otra. De esas chispas, de esos accidentes en el paisaje, se hacen las obras que perduran.
(Extracto del texto de presentación del disco, por Jorge Costigliolo)
Este jueves 21 y viernes 22 de diciembre se presentan en "Lo de Silverio" a las 20:00 horas con entrada libre.
De esta lista de creaciones del "artista de hoy", en Radiomundo 1170 AM nosotros emitimos al aire:
- 2 pistas, hoy En Perspectiva, entre las 7.00 y las 12.00 hs.
- 5 pistas, hoy en Lo Mejor del Día, a partir de las 22 hs.
- 1 pista, el sábado próximo en La Conversación x 5, a partir de las 18 hs.