El 4 de agosto de 1901 nació en Nueva Orleans una de las figuras más importantes de la historia del jazz: Louis Armstrong, el genio de la trompeta.
Su carrera como músico comenzó de manera inusual y se desarrolló gracias a una serie de eventos y oportunidades que supo aprovechar. A los 11 años, fue enviado a un orfanato debido a problemas familiares. Fue en este lugar donde descubrió su amor por la música: comenzó tocando un cornetín (similar a una trompeta) que le regalaron allí. Aunque recibió algunas lecciones básicas de música en el orfanato, gran parte de su habilidad musical fue autodidacta.
El joven Louis Armstrong pasaba horas practicando y escuchando a músicos locales en las calles de Nueva Orleans. Después de salir del orfanato, Armstrong comenzó a tocar en bandas locales de la ciudad. A esta formación autodidacta se debe su heterodoxo estilo de digitación, que supuestamente era el motivo por el cual solía cubrir sus dedos con un pañuelo cuando tocaba.
En 1922 se unió a la banda del trompetista Joe "King" Oliver, quien se convirtió en su mentor. Oliver lo animó a desarrollar su talento y lo llevó a tocar en los "pases de acera", donde los músicos tocaban en las calles para ganar dinero. Oliver vio talento en el joven, creyó en él y se lo llevó en una gira por el país, lo que le dio la oportunidad de darse a conocer a nivel nacional. A partir de ahí su fama no dejaría de crecer, primero en los Estados Unidos y pronto en todo el mundo.
En julio en el barrio obrero de Corona, lejos de cualquier circuito turístico de Nueva York, abrió sus puertas al público un museo dedicado a la leyenda del jazz, que hace un recorrido por su vida y obra a través de una selecta colección de piezas escogidas entre los 60.000 objetos que componen el archivo de este gigante de la música.
Entre las piezas que el nuevo centro guarda con orgullo, después de haber estado 30 años custodiadas por la Universidad de Queens, están cuatro de las trompetas de Satchmo, como era conocido Armstrong.