La artiguense Laura dos Santos también quedó prendada de la casi cuatricentenaria localidad, a la que el Rey Carlos IV bautizara a principios del siglo XIX como “La Muy Noble, Leal y Valerosa Santo Domingo de Soriano, Puerto de la Salud del Río Negro”. Es que, por aquel entonces, las aguas de ese río tenían fama de curativas y eran llevadas en toneles a España.