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Una muestra de las postales compartidas por la audiencia en 2015.
Detrás de un muro anodino, en la esquina de Entre Ríos y Jujuy en el barrio Arroyo Seco, permanecen los restos de lo que fue la Central Térmica Ingeniero Calcagno. Generó electricidad durante buena parte del siglo pasado y fue paulatinamente desafectada a partir de la construcción de otras centrales.
Su sala de calderas (vandalizada luego del cierre, a partir de la entrada en servicio de la 6ª Unidad de la Central Batlle, según testimonios de viejos funcionarios) es hoy un depósito de vehículos en desuso… y un lugar que invita a los fotógrafos. Además, La Muralla, una fundación dedicada a la escalada deportiva, comenzó a utilizar parte de las instalaciones para sus actividades (ver nota de Rosario Castellanos), primera etapa de un ambicioso proyecto de renovación de los galpones.
Un grupo de amigos de En Perspectiva (Milton Ramírez, Magdalena García Pintos de Fotógrafos Aficionados – UY, Fa da Silva de Gato Peludo y Jorge) visitó en agosto la que fuera sala de calderas, cámara en mano, y obtuvo la siguiente información de la Biblioteca de UTE:
El 2 de setiembre de 1889 se inaugura la Usina de Arroyo Seco, que posteriormente se convertiría en Central Calcagno. Abastecía a 250 manzanas de las zonas de Aguada y Cordón, donde no existía hasta el momento ningún sistema de alumbrado.
Era un edificio de piedra y mampostería, con techo galvanizado, de 77 m de largo por 51 de ancho, dividido en cuatro salas: de máquinas, de calderas, almacenes y oficinas y taller de construcciones eléctricas.
Funcionaba con cinco calderas (sistema Belleville), dos bombas de alimentación y dos chimeneas de hierro fundido de 34 m de altura y 1,80 m de diámetro interior. Contaba con ocho motores Ganz de 150 HP cada uno, y cada motor tenía acoplado en su eje un dínamo que producía 80 kw.
La usina funcionaba a base de carbón mineral, que era transportado por un puente grúa desde la bodega de los barcos atracados en la bahía hasta seis tolvas de acero con capacidad de 120 toneladas cada una. El carbón pasaba luego a las hornallas de las calderas, produciendo hasta 9.000 kg de vapor por hora. La energía generada se transmitía a los cuatro grupos generadores que derivaban a las subestaciones.
El 27 de setiembre de 1906 se promulgó la “ley de transformación”, que autorizó la realización de las obras necesarias para modernizar el suministro de energía eléctrica, tanto para alumbrado público como para particulares. El ingeniero Santiago Calcagno cumplió un papel relevante en la concreción de esa transformación, y posteriormente ocupó la presidencia del Consejo de Administración de la empresa eléctrica estatal.
El 23 de octubre de 1909 se inauguró la transformación de la Usina de Arroyo Seco.
En 1915 se realizó la transformación del régimen de combustión, adaptándose las calderas a la quema de fuel oil, con la consiguiente mejora desde el punto de vista económico y de higiene.
El 21 de octubre de 1932, junto a la inauguración de la central “José Batlle y Ordóñez”, se da el nombre de “Ing. Santiago Calcagno” a la vieja Usina de Arroyo Seco, como tributo al realizador de la transformación de la misma.
(Reseña histórica de la UTE / Marcos Medina Vidal)
La Central Calcagno fue siendo desafectada paulatinamente luego de la instalación de las unidades 5ª y 6ª en la Central Batlle, en las décadas de 1960 y 70. En 1995 finalizó la demolición de dos de las chimeneas tronco-cónicas, ubicadas en la azotea de la ex Sala de Calderas. Ese mismo año, los funcionarios que aún trabajaban en la Central fueron afectados a otras unidades.
(Información de la página del Archivo de Imágenes de UTE)
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