Por Ricardo Soca ///
La receta más antigua para la elaboración de cerveza es la que se encuentra en el llamado papiro de Zósimo de Panópolis, que data del siglo III. Fue encontrado en Egipto, escrito por Zósimo, el primer alquimista atestiguado documentalmente. Parece ser que los egipcios elaboraban la cerveza a partir de panes de cebada poco cocidos, que dejaban fermentar en agua.
Documentos sumerios fechados cuatro mil años antes de Cristo muestran referencias a la bebida de cereales fermentados en Mesopotamia y fueron hallados en Godin Tepe, en el antiguo Elam (el actual Irán).
En Babilonia, el consumo de cerveza era tan grande que obligó al rey Hamurabí a reglamentarlo en su Código, para proteger a los bebedores contra las maniobras de los taberneros deshonestos, con lo que se convirtió en la primera ley de defensa del consumidor de la historia.
Entre los caldeos, la cerveza era ofrecida en tributo a los dioses. Según narraciones de algunos cronistas de esa época, cuando Nabucodonosor se aburría de sus concubinas, solía matarlas ahogándolas en cerveza.
Los celtas conocían su elaboración, y era su bebida favorita. Llevaron consigo este conocimiento cuando se extendieron por la Península ibérica, y su consumo se expandió muy pronto entre los pueblos aborígenes.
En el Imperio romano, Plinio relata que los galos llamaban cervesia a la bebida. Brasce era el grano usado para fabricarla. Brasce dio origen en francés a brasseur ‘fabricante de cerveza’ y a brasserie ‘cervecería’. Durante la Edad Media, los monjes fabricaban las mejores cervezas, conocidas en bajo latín como cerevisiae monacorum, elaboradas hasta hoy en algunos países europeos bajo el nombre de cervezas de abadía.
El año 1516, el duque Guillermo IV de Baviera redactó la primera ley que fijaba qué se entendía por cerveza. Esta ley de pureza (Reinheitsgebot) establecía que solamente podía utilizarse agua, malta de cebada y lúpulo para elaborarla. Esta definición es la que describe aún el estándar de cerveza en la mayor parte del mundo.
De la cervesia de los galos derivó cervoise, como se llamó la bebida durante varios siglos en idioma francés. Las primeras referencias en español datan de los siglos XV —como cervesa— y XVI —ya con la forma actual.
El francés bière, el italiano birra, el inglés beer y el alemán Bier provienen del latín bibere ‘beber’.
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