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Disputatio periodística
La metamorfosis del periodismo

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Por Darío Klein ///

Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. La transformación, ¿ocurre en Gregorio Samsa o en su familia? Podría interpretarse que son ellos quienes lo convierten en un insecto. Si bien en él opera un cambio físico, sus padres y su hermana son quienes terminan "construyendo" al bicho, pese a que dentro de la caparazón y detrás de “sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño”, seguía estando el mismo Gregorio de siempre. Los que crean al insecto son los otros.

Esta es una lectura posible del clásico de Franz Kafka que explora la obra Variaciones sobre la Metamorfosis, de Marcel Sawchik, ahora en cartel en el teatro La Gringa, domingos a las 21 hs. En el espectáculo, el publico ve a un Gregorio que no cambia y la metamorfosis es la de la familia. La construcción del animal la hacen ellos a través de su imaginación. La transformación más importante es imaginaria. Me dejó pensando.

Esta columna podría haber comenzado así: “Cuando el periodismo se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”. Una mañana a fines de la década de 1990 nacía Internet. Y ahí todo empezó a cambiar. Tengo la impresión de que algo parecido a La Metamorfosis está sucediendo con el periodismo en este siglo XXI.

Me explico: los medios se han transformado de manera radical, visceral, monstruosa. Internet no es simplemente un nuevo medio de comunicación. Es, a la vez, una herramienta y un “medio de medios”. Allí está todo. Allí va a estar mucho más que todo. Eso cambia la lógica de consumo, la comercial y la de generación de contenidos. La transformación ha sido lenta, pero incesante.

Cambió el cómo nos informamos y cambió el cómo trabajamos. Hoy los periodistas lo pueden hacer todo: hacer la nota, grabarla en cámara, editar, contar la historia. Hoy los periodistas lo pueden saber todo: quién nos lee, desde dónde, cómo, durante cuánto tiempo. Pero el periodismo, en esencia, es el mismo. Y lo que importa sigue siendo lo mismo: conseguir información, transmitirla bien, contar historias, buscar la versión más aproximada de la verdad, ser rigurosos y maniáticos en esa búsqueda, consultar muchas fuentes, chequear la información.

La manzana podrida
En La Metamorfosis, Gregorio muere cuando una manzana que le arroja su padre se le incrusta, se pudre dentro de él y lo va asesinando lentamente. Esa manzana podrida que se incrustó en la caparazón del periodismo se llama "la búsqueda del click", esa adicción irrefrenable de algunos administradores de portales y editores de sitios web.

La búsqueda del click es un vicio que obliga a titular con noticias que no están confirmadas, a copiar, sin citar, novedades de otros que no necesariamente sabemos si son ciertas, a escribir mal porque lo importante es llegar antes, a sacar las cosas del horno antes de tiempo, a no profundizar, a privilegiar las “noticias” ridículas, absurdas, tontas, innecesarias.

La consecuencia, como cualquier adicción, es un efecto placentero pasajero, seguido por un síndrome de abstinencia y una mayor necesidad de otra dosis. Otra dosis de basura. Más manzanas podridas, que nos van matando lentamente.

¿Cuál es la única alternativa? Mirar adentro de la caparazón: el periodismo de calidad, la profundidad, la investigación. Las historias bien contadas. El buen manejo de los lenguajes audiovisual, escrito y sonoro. O sea: el buen periodismo, puro y duro.

El periodismo sufrió una metamorfosis, eso está claro. Pero su esencia sigue siendo la misma. Al insecto lo transformaremos en lo queramos: lo podemos convertir en una mariposa o en algo monstruoso. Evitemos que la manzana se nos incruste, nos pudra y nos mate.

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Disputatio periodística, el blog sobre periodismo de Darío Klein en EnPerspectiva.net, actualiza en forma quincenal, los jueves.

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