Traducciones del alemán
Objeto: Zapatilla
Si se observa la superficie terrestre con cierta atención, una mirada experta descubrirá caminos donde no hay camino, especialmente sobre tierra blanda, arena seca o pasto suave: son huellas de pisadas de seres humanos.
Estos trazados libres conducen casi siempre a determinadas envolturas del tamaño de un pie, fáciles de atrapar durante la noche porque, sin excepción, descansan junto a la cama. Las envolturas con lomo de lona y la cara de esparto trenzado se denominan “zapatillas”, “alpargatas” o más directamente: “humildad”. Como apuntara Benn, Gotfried en “Poemas estáticos”, 1948: “La humildad es una bolsa que contiene ir y venir y que al ser golpeada contra el piso ofrece la otra mejilla al paso siguiente”.
Cabe agregar que toda vez que alguien toca el piano con los pies, digitando en la panza de un canguro pichón, el lenguaje popular afirma: está en chancletas. Según observa el mismo Benn: “el chancleteo es un zapateo que se hace sin bailar, así como los bailarines caminan sin ir a ningún lado; pero al revés”.
Es de principio que todo ser enchancletado sea un ser modesto: usa el globo terráqueo de tambor, pero lo golpea apenas, con sordina, como evitando que el mundo —que gira en el aire– se mueva o se machuque con su andar, como cuidando que pueda haber muchos que chancleteen sin interferir sus respectivos ritmos de percusión chanclática: arrastre, talón y piso, arrastre, talón y piso, shhh, tac, toc, shh, tac, toc, shh tac toc…. en muchas direcciones y al mismo tiempo.
El examen fenomenológico de un par de zapatillas rellenas permite sacar asimismo otras conclusiones biológicas. Escribe, por ejemplo, Darwin, Charles Robert (1809—1882) en su ‘Voyage of a naturalist round the world’: “Es muy común encontrar en esta zona meridional, dentro de un par de zapatillas normales, dos manos subnormales y –en tal caso–, puede afirmarse que ya no estamos en presencia de un chimpancé sino de una persona. Persona es todo mono mediano cuyas extremidades inferiores están atrofiadas y, en consecuencia, solo sirven para sostener porque se han hecho incapaces de agarrar, fenómeno inexplicable en la evolución de un animal tan codicioso como el ser humano”.
Algunos autores franceses afirman que fue el afán de disimular esta inferioridad de base la que llevó al uso de forros o fundas que taparan los cinco muñones inservibles llamados alegremente “dedos de los pies”. Horkheimer, Max, en la “Dialéctica del iluminismo” afirma que fue un arrebato de humildad el que llevó a la creación del tercer zapato, destinado a cubrir equivocaciones (léase: cabeza). El gracioso nombre de sombrero que distingue a la zapatilla de arriba es particularmente significativo. En efecto, designar con el término “sombrero”—es decir, lugar de la sombra— a la tapa que apoya sobre la claridad del pensamiento, demuestra que también la etimología puede ser una disciplina irónica.
¿Hará alusión a este aparato la extrema expresión hallada en algunos diarios muy antiguos: saltarse la tapa de los sesos?
En una próxima comunicación nos abocaremos al estudio de la zapatilla crítica, o delantal de hoja de parra, que Adán chancleteó por el jardín del Edén como si las vidas fueran maracas.
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El libro de Jorge es el blog de Carlos Maggi en EnPerspectiva.net. Actualiza los viernes con uno de los textos de El libro de Jorge, volumen que editó originalmente el Club del Libro del programa radial Discodromo en agosto de 1976.
El próximo viernes 11 de diciembre publicaremos, de las Traducciones del alemán, Objeto: Tortuga.