Por Ricardo Soca ///
El nombre whisky, la bebida nacional de los escoceses, significa, etimológicamente, ‘agua de la vida’. Es la forma abreviada de whiskybae, que surgió como deformación de usquebaugh, versión anglicada de la expresión galesa uisge beatha ‘agua de la vida’. La palabra galesa uisge ‘agua’ tiene el mismo origen indoeuropeo que el inglés water ‘agua’, mientras que beatha ‘vida’, se vincula con el latín vita.
La forma españolizada güisqui, que la Real Academia inventó en 1984, nunca fue tomada demasiado en serio por los hablantes, que en las tres décadas transcurridas desde entonces han preferido, en forma abrumadoramente mayoritaria, mantener la grafía original, como suele ocurrir con esas intervenciones artificiales.
En el Corpus del Español Actual (CREA), un archivo de cientos de millones de palabras en el que se supone que la Academia se basa para construir su diccionario, aparecen apenas 118 casos de güisqui, contra 1.868 de whisky y whiskey.
Para terminar, recordemos, como dato inútil, que Uruguay es el mayor consumidor mundial per cápita de esta “agua de la vida”, con 2,2 litros anuales.