Por Eduardo Rivero ///
Guardo entre mis recuerdos de la niñez en el balneario Marindia la imagen de un señor portugués, dueño de un almacén que todavía existe llamado “Novo Estoril” en homenaje a su lugar natal, quien cada carnaval disfrazaba a su hija de campesina portuguesa y la hacía salir a la calle con su acordeón a piano. Ella tocaba unas raras y melancólicas melodías portuguesas que contrastaban con el clima de jolgorio imperante entre los veraneantes. Melodías que me llamaron la atención y que aún recuerdo.
Un buen día mi vieja me informó que en Portugal existía un género dulce y melancólico llamado fado y que su principal cultora era una tremenda cantante llamada Amália Rodrigues. Me dijo que para los portugueses era tan grande como Edith Piaf para los franceses.
Con los años llegaría a admirar enormemente a Amália Rodrigues, dueña de unas cuerdas vocales privilegiadas y ese sentido dramático en la interpretación de las letras propio de las más grandes cantantes.
Amália llevó al fado a todo el mundo y lo transformó en un género de consumo internacional, mucho más allá de retratar el alma del micromundo de la cultura de Portugal. Su bellísima voz tenia una fantástica técnica para el fraseo “caracoleante” típico del fado, semejante a la forma de emisión del flamenco y la canción napolitana, que apelan todo el tiempo a los “melismas” (entonar varias notas diferentes con una sola sílaba de la letra).
A la muerte de Amália, ocurrida el 6 de octubre de 1999, el trono del fado quedó vacante. En los últimos años, sin embargo, aparecieron algunas grandes voces que tal vez no estén listas aún para ocupar ese trono pero sí al menos de empuñar con esperanza su cetro. De todas ellas, la más importante es Mariza, dueña de una voz poderosa y la misma técnica “melismática” que popularizó Amália Rodrigues, por más que viene inicialmente de una escuela –y de un tiempo– diferente.
Marisa dos Reis Nunes nació el 16 de diciembre de 1973 en Lourenço Marques –ciudad hoy conocida como Maputo–, zona de dominio portugués en Mozambique, África, hija de un portugués y una africana. Cuando tenía apenas tres años, su familia se mudó a Portugal criándose en dos barrios históricos del centro de Lisboa y asimilando el fado en forma profundísima, pese a iniciarse en el canto con una variedad de estilos entre los que estaban el jazz, el soul y el gospel. Fue en realidad su padre quien creyó que su tremenda voz era ideal para el fado. No estaba equivocado.
Mariza lleva vendidos más de un millón de discos a nivel internacional y Mundo, su álbum de 2015, acaba de ser nominado al Grammy Latino.
En las semanas que siguieron a la muerte de la gran Amália Rodrigues se dio un reverdecimiento del fado en el marco de los homenajes hechos a la gran figura desaparecida. Mariza fue invitada a cantar en un programa de radio y la repercusión que tuvo su actuación fue clamorosa. Todos sus amigos y familiares la convencieron de que esa repuesta popular no era más que un signo inequívoco del rumbo que debía darle a su carrera y así lo hizo.
En 2001 editó su disco Fado em Mim dedicado al repertorio tradicional del género. La compañía editora calculaba que vendiendo unos 4.000 ejemplares quedaban más que conformes. El disco vendió 100.000 copias en los primeros días, generando un tan auténtico como inesperado fenómeno de popularidad que rebasó en poco tiempo las fronteras de Portugal y posicionó a Mariza como una figura de relieve mundial.
Su segundo álbum, llamado Fado Curvo, editado en 2003, encuentra a Mariza integrando un movimiento llamado Nuevo Fado, llevado adelante por cantantes que, como ella, muestran en su voz las enseñanzas de Amália Rodrigues y otras grandes figuras de antaño.
En ese mismo año 2003 recibió una importantísima distinción por parte de la Radio 3 de la BBC de Londres, al ser nombrada Mejor Artista Europea de World Music. Ello la llevó a participar en el prestigioso programa de entrevistas Later… with Jools Holland, que emite la BBC. Y en 2004, en los Juegos Olímpicos de Atenas, cantó el tema A Thousand Years a dúo con Sting.
El tercer álbum de Mariza fue grabado en 2005 en Brasil y recibió por título Transparente. La canción de ese nombre es un homenaje a las raíces africanas de su madre. Por ese entonces realiza una vasta gira mundial que abarca países como Australia, Finlandia, EEUU y la Argentina.
Entre las las legendarias salas que han tenido a Mariza en escena se encuentran el Carnegie Hall de Nueva York, el Hollywood Bowl de Los Angeles, el Royal Albert Hall de Londres, Theatre de la Ville de París, Opera de Sidney y Casa Internacional de la Música de Moscú.
Otros álbumes importantes en su carrera han sido el registro en vivo Concerto em Lisboa (2006), Terra (2008), que aborda un amplio espectro de géneros incluyendo el jazz, flamenco, música latina y africana, y Fado Tradicional, de 2010, que marca un retorno al abordaje más clásico del fado.
Su último disco a la fecha es Mundo, editado en 2015 y que además del fado incluye también otro tipo de universos musicales y joyas como los temas Rio de Mágoa, Melhor de Mim, Caprichosa, Adeus y Sombra. Un disco de instrumentación austera y un clima de recogimiento lleno de magia.
Mariza está casada y tiene un hijo, Martim, de 5 años. Alta, delgada, de piel trigueña y corto pelo rubio, Mariza es un auténtico deleite para los oídos y uno de esos raros artistas que son capaces de tocar las más profundas emociones de su auditorio a poco de empezar a soltar su voz.
Sería un privilegio que sus constantes viajes por el mundo la trajeran al Uruguay en breve. Estaremos atentos a ello.
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Urquiza esq. Abbey Road es el blog musical de Eduardo Rivero en EnPerspectiva.net. Actualiza los miércoles.
Video: Mariza
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Mariza, sitio oficial
Foto: Mariza, retrato de difusión publicado en su sitio web mariza.com. Crédito: Carlos Ramos/mariza.com.