En febrero la actividad de la industria manufacturera aumentó 4,56 % en la comparación con el mismo mes de 2015. En ese crecimiento volvió a registrarse una contribución clave de la refinería de Ancap. ¿Cómo se analizan estas últimas cifras de la producción manufacturera? ¿Cómo fue el comportamiento en las principales ramas industriales? ¿Cuáles son las proyecciones a futuro? Análisis del economista Javier Glejberman, de la consultora Deloitte.
Análisis económico
Martes 12.04.2016
En febrero la actividad de la industria manufacturera aumentó 4,56 % en la comparación con el mismo mes de 2015. En ese crecimiento volvió a registrarse una contribución clave de la refinería de Ancap. De hecho, la producción industrial, sin incluir la refinería, tuvo una expansión de 2,17 % en la misma comparación. Se trata en cualquier caso de un dato bastante más positivo que el del mes de enero, cuando la industria sin refinería había experimentado una contracción de casi 5 %.
¿Cómo se analizan entonces estas últimas cifras de la producción manufacturera? ¿Cómo fue el comportamiento a nivel de las principales ramas industriales? ¿Cuáles son las proyecciones para adelante? Lo conversamos con el economista Javier Glejberman, de la consultora Deloitte.
EMILIANO COTELO (EC) —Javier, recién comentaba que en febrero la producción industrial pareció mostrar cierto repunte después de un dato muy malo en enero ¿Cómo analizaron ustedes estas cifras que el INE dio a conocer ayer?
JAVIER GLEJBERMAN (JG) —Bien. Es claro que las cifras de febrero fueron mejores que las de enero. Como adelantabas recién, la actividad manufacturera creció 4,56 % frente a febrero de 2015, y si bien volvimos a ver una contribución fuerte de la actividad de la refinería, que tuvo una expansión interanual de más de 19 %, la industria sin refinería igualmente creció algo más de 2 %.
Además, la producción de celulosa volvió a crecer, pero su incidencia en el dato del mes ya no fue decisiva, porque estamos comparando con un mes en que la planta de Montes del Plata ya estaba plenamente operativa a inicios de 2015 y la rama de alimentos diversos (que refleja esencialmente lo que sucede con la producción de concentrados de Pepsico), que venía teniendo incrementos muy fuertes en los meses previos, prácticamente no creció en febrero. Con lo cual, el repunte que mostró la industria en febrero no sólo obedeció a la mayor actividad de la refinería de ANCAP o a lo sucedido en estas otras dos ramas, que nosotros usualmente extraemos del análisis porque reflejan esencialmente la actividad de unas pocas y muy grandes empresas.
De hecho, lo que en Deloitte denominamos “núcleo de la industria manufacturera”, que excluye tanto a la refinería como a esas dos ramas que recién mencionaba (la de producción de celulosa y la de alimentos diversos) tuvo un desempeño bastante mejor en febrero de lo que veníamos viendo en meses anteriores.
EC —¿Cómo evolucionó concretamente el “núcleo de la industria” en febrero?
JG —El núcleo de la industria creció 1,6 % frente a febrero de 2015. De todos modos, no podemos perder de vista que se trata de un crecimiento modesto, que viene después de una caída de casi 10 % en enero. Con lo cual, el acumulado del año sigue marcando una retracción de algo más de 4 % frente a los niveles del mismo bimestre un año atrás.
Incluso, si miramos la serie ciclo-tendencia de este indicador de núcleo industrial aún estamos en los menores niveles de actividad de los últimos cinco años.
EC —Y al interior de ese “núcleo industrial”, ¿cómo fue el comportamiento a nivel de las principales ramas?
JG —En estas cifras de febrero vimos un repunte marcado sobre todo a nivel de algunas de las principales ramas exportadoras. En particular, la industria arrocera, que venía exhibiendo fuerte bajas durante 2015, tuvo una expansión de más de 70 % en febrero; la industria topista y la de hilados y tejidos mostraron aumentos en torno a 11 % y volvieron a verse crecimientos firmes en la industria frigorífica y en las curtiembres. De hecho, entre las principales ramas exportadoras la única excepción fue la industria pesquera, que siguió registrando una contracción muy fuerte, de más de 80 % frente a los niveles de un año atrás. Y, por otra parte, a nivel de otras ramas de bajo comercio exterior o de comercio esencialmente regional, sobresalió el buen desempeño de las ramas de producción de sustancias químicas y de medicamentos y se vio cierta recuperación a nivel de algunas ramas metalúrgicas y de producción de cemento, por mencionar algunas de las que tienen mayor importancia.
En cualquier caso, Emiliano y más allá de estos ejemplos puntuales, la verdad es que la recuperación fue bastante generalizada en febrero. Cómo comentamos otras veces, nosotros en Deloitte elaboramos un indicador que llamamos de difusión del crecimiento industrial, que mide el porcentaje de ramas que crecen frente a los niveles de un año atrás. Ese indicador venía ubicándose en torno a 30 % desde hace varios meses (incluso había caído por debajo de 30 % en enero) y subió a niveles por encima del 50 % en febrero. Con lo cual, estamos diciendo que más de la mitad de las ramas que releva el INE tuvo tasas de crecimiento positivas en febrero, algo que no se había visto en el último año…
De todos modos, nuevamente hay que recordar que en enero habíamos visto una contracción fuerte y generalizada, con lo cual en el conjunto del bimestre enero-febrero, son menos de un tercio del total las ramas que lograron crecer en la comparación interanual.
EC —Javier, el mes pasado, cuando analizábamos las cifras relativas al mes de enero, Florencia [Carriquiry] nos comentaba que las horas trabajadas en la industria estaban cayendo muy fuertemente. ¿Qué marcaron las cifras de febrero en ese sentido? ¿Se vio alguna mejora también a nivel de este indicador?
JG —Allí la mejora no es tan clara. En febrero seguimos viendo una caída relevante de las horas trabajadas, aunque fue de menor magnitud que en los meses anteriores. Concretamente, las horas trabajadas se ubicaron 5 % por debajo de los niveles de febrero de 2015 y el indicador de Personal Ocupado arroja también un descenso significativo, de casi 7 % en la misma comparación.
De alguna manera, la industria está mejorando la productividad en estos últimos meses, aunque no de la manera “deseable” podríamos decir.
EC —¿A qué te referís con eso de que la productividad mejora pero no de una forma “deseable”?
JG —Me refiero a que si bien la producción por hora trabajada o por trabajador viene mejorando sensiblemente en estos últimos dos años, esa mejora se ha dado en base a una sistemática destrucción de puestos de trabajo… De hecho, a nivel de los indicadores de empleo industrial estamos hoy por hoy en los menores registros desde inicios de los años 2000.
En un escenario más difícil económicamente, el riesgo es que con una rigidez fuerte a nivel salarial, el ajuste a nivel de las empresas se siga dando en base a la caída del empleo.
EC —Justamente mirando hacia adelante y para terminar, ¿cómo están viendo las perspectivas para la industria manufacturera?
JG —En materia de proyecciones para 2016 un primer elemento a tener presente es que este año toca la parada habitual de mantenimiento de la refinería, que va a suponer evidentemente un impacto clave en la producción manufacturera del año. Ahora, más allá de ese elemento puntual a nivel de la refinería y como hemos comentado otras veces, estamos frente a un deterioro muy claro del escenario económico, tanto externo como interno y en ese marco nos parece que las perspectivas para la industria manufacturera no son buenas en términos generales, más allá de que en algunas ramas puntuales se pueda dar cierta reactivación. Por ejemplo, varias ramas industriales que venían sufriendo duramente las dificultades de acceso a Argentina en los últimos años, pueden tener cierto repunte, en un marco de menores restricciones a las importaciones en este vecino.
Pero, como decía recién, en términos generales, incluso sin computar el impacto de un eventual cierre por mantenimiento de la refinería, esperamos una caída de la producción industrial este año.
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Foto en Home: Fábrica de viviendas prefabricadas en Capurro, Montevideo (Archivo). Crédito: Javier Calvelo/adhoc Fotos.