La Reserva Federal de EEUU resolvió volver a subir la tasa de interés de referencia. Como siempre, las decisiones de política monetaria del que es el principal banco central del mundo se observan con mucha atención, por las reacciones que pueden desencadenar en las bolsas, el valor de las monedas y también en el costo de financiamiento de los países y las empresas.
EMILIANO COTELO (EC) —¿Cuál fue el impacto inmediato de esta última decisión de la Fed? ¿Qué se espera para los próximos meses? Les proponemos conversarlo con Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —Tamara, la Fed anunció ayer un ajuste de 25 puntos básicos en el rango de referencia para la tasa de política monetaria, que pasa a ubicarse ahora entre 0,75 % y 1 %. ¿Hubo alguna sorpresa en ese movimiento?
TAMARA SCHANDY (TS) —No, era un movimiento que estaba ampliamente descontado en el mercado. Si mirábamos los contratos a futuro que se transan en Estados Unidos sobre esta tasa, la probabilidad implícita de suba estaba en estas últimas semanas arriba de 90 %. O sea que el mercado veía como bastante seguro este movimiento de tasas…
Eso no era así algún tiempo atrás. En enero o en febrero, por ejemplo, la probabilidad de una suba en marzo estaba en menos de 20 %… pero desde entonces varios miembros de la Fed han venido señalizando de forma más o menos explícita que iba a haber un movimiento en esta reunión. Eso, junto a la divulgación de datos relativamente buenos de actividad económica y cifras de inflación relativamente firmes también, fueron convenciendo al mercado de que el primer movimiento de tasas del 2017 podía venir tan temprano como en marzo.
Ahora, que el movimiento de tasas estuviera más o menos descontado por el mercado no quiere decir que esta reunión no se esperara con mucha expectativa… Por el contrario, concitaba mucha atención de los mercados porque se pensaba que podía traer cambios en la visión que comunica la Fed sobre el estado de la economía y sobre cómo ve que debería continuar el proceso de “normalización” de tasas en Estados Unidos.
RA —¿Por qué tanta expectativa, Tamara?
TS —Hay varios elementos. Por un lado y como decía recién, los datos de actividad económica vienen siendo razonablemente buenos. La semana pasada se divulgaron cifras de creación de empleo que una vez más resultaron superiores a las que anticipaban los analistas y, en términos más generales, las proyecciones de PIB que se manejan para este año se han ido corrigiendo al alza. Por ejemplo, el FMI está esperando que la economía norteamericana crezca 2,3 % este año, luego de un crecimiento de solo 1,6 % en 2016.
Por otro lado, la inflación ha venido subiendo. En parte es por efecto de la evolución de los precios de la energía, pero en febrero vimos una tasa anual de inflación de 2,7 % (la mayor desde marzo de 2012). La inflación subyacente estuvo en 2,2 %.
No son niveles preocupantes de inflación… pero con una economía que crece más y con una inflación en alza (de hecho un poco arriba ya de la referencia de 2 % que maneja la Fed), el “caso” para que la Reserva Federal mantenga una política monetaria ultra expansiva se va desdibujando…
RA —Tamara, recuerdo que, en diciembre, cuando se anunció el anterior ajuste de tasas, la Fed también dio señales bastante claras de que el ritmo de suba de tasas sería algo más intenso del que venía informando o sugiriendo en reuniones previas. ¿Esta vez hubo cambios en ese sentido?
TS —No. Como decía antes, eso era algo que se manejaba que podía suceder a la luz de los últimos indicadores económicos, pero finalmente el mensaje que acompañó a la suba de tasas fue muy similar al de diciembre.
En particular, cada dos reuniones el comunicado de la Fed incluye un gráfico con la opinión de los diferentes miembros de cuál entienden que sería la tasa “apropiada” a fin del año en curso, de los años siguientes y también una referencia para el mediano plazo.
Ahí no hubo casi cambios respecto al gráfico presentado en diciembre. Concretamente, la mediana de las opiniones de los miembros de la Fed sobre la tasa “adecuada” al final de 2017 sigue siendo 1,4 %, es 2,1 % para fines de 2018 y para fines de 2019 es 3 %. Para lo que llaman “largo plazo”, se sigue comunicando una tasa “apropiada” de 3 % anual. O sea que luego del ajuste en la comunicación que hizo en diciembre, la Fed mantiene las mismas señales; le sigue diciendo al mercado que va a ir subiendo las tasas en los próximos años pero que lo hará de manera muy gradual.
RA —Para terminar, Tamara, ¿cómo fue la reacción inicial de los mercados?
TS —Las bolsas cerraron con ganancias fuertes. Por ejemplo, el Standard & Poors 500 subió 0,8 % y el Dow Jones avanzó 0,5 %. Ambos quedaron bien cerca de los récords que habían marcado a principios de marzo.
En cambio, el dólar tendió a debilitarse y también tendieron a ajustar algo a la baja las tasas de interés de los bonos americanos de plazos largos. Por ejemplo, la tasa a 10 años, que es una referencia clave en los mercados, bajó 9 pbs ayer, de 2,60 % a 2,51 % anual.
Habrá que ver si en los próximos días se observan o no movimientos adicionales, pero la interpretación inicial de esta reacción parece ser que hubo cierto “alivio” de no ver a una Fed endureciendo el discurso, como algunos temían en la antesala de esta reunión. En concreto, la señal sobre los ajustes de tasas en 2017 fue la misma que había dado en diciembre: 3 a lo largo del año (no 4 como se empezaba a pensar una vez que fue ganando probabilidad el hecho de que hubiese un primer ajuste ya en marzo).
RA —¿Y en nuestra región? ¿Algo a destacar en el plano cambiario?
TS —En Argentina no hubo mayores movimientos… Pero en Brasil, sí. En el marco de ese debilitamiento que decía tendió a mostrar el dólar a nivel mundial, en Brasil hubo una baja particularmente fuerte. Concretamente, el tipo de cambio cayó de 3,16 el martes a 3,10 ayer.
En Uruguay, la baja en el promedio diario que informa el Banco Central fue mínima… Pero habrá que ver cómo evoluciona el valor del dólar a nivel mundial en estos días… Si sigue primando una tónica bajista, cabría esperar que en Uruguay también esté esa presión.
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