Análisis Económico

Alemania aumenta gasto público en defensa e infraestructura: ¿Por qué se da el mayor giro histórico en su política de austeridad desde la Segunda Guerra Mundial? (Exante)

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Foto: AFP

EMILIANO COTELO (EC): Durante demasiado tiempo, Europa, y especialmente Alemania, ha dependido de la protección militar de Estados Unidos. Pero el mundo ha cambiado: las señales desde Washington muestran que no podemos seguir contando con esa garantía como lo hacíamos antes. Si queremos defender nuestra libertad y nuestra paz, Europa debe asumir su propia responsabilidad, y Alemania debe liderar ese esfuerzo. Por eso estamos diciendo hoy: en defensa, haremos lo que sea necesario, y no miraremos a otros para que lo hagan por nosotros.

Esas fueron las palabras del futuro canciller, Friedrich Merz, cuando anunció la semana pasada un acuerdo político con sus socios de coalición para aumentar considerablemente el gasto público en defensa e infraestructura de Alemania.

El anuncio implica un giro histórico en la política de austeridad fiscal que caracterizó a Alemania en las últimas décadas y motivó reacciones muy fuertes en las variables financieras europeas.

Para conversar sobre estos temas estamos en contacto con el economista Mathías Consolandich, gerente en la firma Exante.

ROMINA ANDRIOLI: Los titulares de estos días hablan del anuncio de Merz como el cambio más relevante en la política económica de Alemania desde la segunda guerra mundial. Se hace énfasis en el abandono de la disciplina fiscal estricta. ¿Qué tan restrictiva es la regla fiscal vigente?

MATHÍAS CONSOLANDICH: La regla fija un tope al déficit estructural de la administración federal, que viene a ser el resultado fiscal corregido por factores extraordinarios y por los efectos del ciclo económico, en solo 0,35% del PIB. Además, fuerza a los estados a mantener presupuestos equilibrados. Tiene carácter constitucional desde 2009, cuando la introdujo Angela Merkel a la salida de la crisis financiera. Esto limitó el crecimiento del gasto público y redujo la deuda en relación al tamaño de la economía.

A principios de los 90’ el ratio de deuda/PIB, que es un número a mirar para evaluar la sostenibilidad de las finanzas públicas y la dinámica de la deuda, era de 40%. Ese ratio se duplicó en los años siguientes y en 2008 llegó a 80%. Con la introducción de la regla y a pesar de que la economía creció poco desde entonces, el ratio bajó a 60%.

Eso contrasta con lo que vemos en otros países europeos o economías desarrolladas. Para tener como referencia, ese número está en casi 140% en Italia, en 112% en Francia y en 100% en Estados Unidos.

RA: ¿En qué consiste el proyecto de ley que se pretende aprobar? Enfatizo el pretende, porque se necesita 2/3 de los votos en el parlamento para aprobar la iniciativa y para eso se requiere el apoyo de algún otro partido menor.

MC: La propuesta introduce tres cambios relevantes. Por un lado, permite excluir los gastos en defensa mayores a 1% del PIB del cálculo de la regla fiscal.

En segundo lugar, también por fuera de la regla fiscal, se propone un fondo de infraestructura a 10 años por un total de € 500.000 millones (más de 1% del PIB por año). Esto sería destinado a modernizar la red de carreteras y vías ferroviarias y a infraestructura escolar.

Y por último, se permitiría a los estados a incurrir en déficits de hasta 0,35% del PIB, al igual que establece la regla para el gobierno federal.

De aprobarse, se trataría del mayor paquete de estímulos fiscales desde la reunificación alemana en 1990.

RA: Este posicionamiento viene luego del desencuentro en la Casa Blanca entre Trump y Zelenski. Unos días después, varios líderes europeos apoyaron al mandatario ucraniano y se comprometieron a hacer más por la seguridad del continente. ¿Las modificaciones persiguen ese objetivo?

MC: Ese es un elemento central. Los miembros de la OTAN tienen como objetivo gastar 2% del PIB en defensa por año. Alemania venía rezagada en esa métrica, en parte por las restricciones que imponía el tope del déficit en su institucionalidad fiscal. Recién en 2024 logró alcanzar esa cifra, pero el consenso entre especialistas es que los países europeos deberían gastar 3,5% del PIB por año. Excluir los gastos en defensa del cálculo de la regla fiscal abre la posibilidad de aumentarlos sin restricciones y financiarlos con endeudamiento.

Pero los anuncios también buscan rencauzar a Alemania en una senda de crecimiento económico. Merz sostuvo que “el gasto adicional en defensa solo puede manejarse si la economía vuelve a un crecimiento estable en un período de tiempo muy corto. Esto requiere inversiones rápidas y sostenibles en infraestructura.” De ahí, la introducción del fondo de infraestructura.

RA: ¿Podemos repasar cómo fue el desempeño económico de Alemania en los últimos años?

MC: La economía está estancada, incluso atravesó recesiones pequeñas en los últimos dos años. El crecimiento del PIB del último quinquenio fue de 0,1% en promedio.

Eso es producto de una combinación de factores coyunturales y estructurales. En los últimos años, Alemania estuvo sujeta a shocks negativos para su economía. A la pandemia se sumó la guerra entre Ucrania y Rusia, con el salto en los precios de la energía que afectó a su matriz de exportaciones que era dependiente de la energía barata que importaba desde Rusia. Además, enfrentó una menor demanda desde China, que con sus propias dificultades para crecer requirió menores importaciones de capital. También enfrenta una creciente competencia de China en varios sectores claves, como el automotriz y ahora un nuevo empuje proteccionista que desafía su modelo de crecimiento volcado hacia afuera.

Además, la restricción fiscal probablemente agravó algunos problemas de competitividad y restringió el uso de la política fiscal como herramienta para estimular la economía.

RA: ¿A qué te referís con eso Mathías?

MC: A que la rigidez de la regla impidió, por ejemplo, que se realizaran inversiones en infraestructura que se entendían necesarias. La subinversión en infraestructura, que hace a la competitividad de un país, o las inversiones para acelerar la transición energética y mejorar la educación fueron las algunas de las críticas que se hicieron a la política de austeridad alemana. Eso de algún modo limito el crecimiento potencial de la economía.

Varios organismos estimaron que las necesidades de inversión en estos sectores rondan entre 8% y 12% del PIB.

Los recursos aprobados para el fondo de infraestructura buscan atacar estas deficiencias.

Además, la regla tampoco permitió el uso de una política fiscal más activa en momentos donde la economía se encontraba en la fase baja del ciclo económico.

RA: Esto último fue siempre una crítica muy fuerte que hicieron otros países europeos a Alemania, por imponer esa vocación de austeridad fiscal al resto del bloque, ¿verdad?

MC: Es cierto, pero acá no hay respuestas fáciles.

La diligencia fiscal de Alemania fue un pilar fundamental en la formación de la Eurozona, en darle el valor que tiene la moneda única. Las reglas del bloque fueron claves en la credibilidad que le dieron los mercados a la deuda pública y en el costo de financiamiento al que accedieron los países. No es creíble una unión monetaria si no hay coordinación de políticas fiscales entre los miembros.

Sin embargo, siempre está presente el dilema entre discrecionalidad versus reglas, y el dilema se agrava cuando las economías no marchan bien. Con el diario del lunes, podemos inclinaros de que en el caso alemán se fue a un extremo.

Lo digo porque la salida de la crisis financiera del 2008 fue muy costosa para Europa. Europa redujo sus tasas de interés para estimular la economía, pero no pudo acompañar ese proceso con estímulos fiscales de entidad como si hizo Estados Unidos. El resultado fue una recuperación mucho más lenta. El PIB en Estados Unidos creció más de la mitad de lo que lo hizo el PIB de la Eurozona desde los niveles precrisis. Eso también puede extrapolarse a otros episodios que vinieron después, como la crisis de deuda griega.

Es desde esa perspectiva que se hacen críticas, no a la existencia de una institucionalidad fiscal con reglas, sino a la rigidez de esas reglas para atravesar episodios de crisis.

RA: Para cerrar, los mercados reaccionaron con el mayor salto diario en las tasas de los bonos en casi 30 años y el euro se fortaleció, ¿cómo vieron estos movimientos?

MC: Los rendimientos de los bonos alemanes a 10 años aumentaron medio punto porcentual, hasta 2,85% anual. Es el nivel más alto de tasa desde 2023, cuando la inflación en Europa era de dos dígitos. Eso probablemente refleja la expectativa de mayor crecimiento económico. De hecho, las tasas reales de interés subieron en una magnitud similar. Las estimaciones son de que la economía podría crecer a tasas de 2% a partir del año próximo.

El aumento en los rendimientos difícilmente obedezca a riesgos de insostenibilidad de la deuda. El salto en el ratio de deuda/PIB seguiría dejando a Alemania en una posición mejor al de sus pares.

El bono alemán es la referencia “libre de riesgo” en Europa. Eso motivó que las tasas de los títulos públicos de otros países de la región mostraran ajustes. Por ejemplo, las tasas en Francia, España, Italia o Grecia aumentaron 40 pbs.

Por último, el euro se apreció 4% respecto al dólar. Ayer cotizaba en 1,08 dólares, máximo valor desde octubre del año pasado. Allí juega que el impulso al crecimiento en Europa puede hacer menos necesario que el Banco Central siga bajando la tasa de interés y eso además contrasta con un debilitamiento del panorama de crecimiento en Estados Unidos que estamos viendo en medio de la incertidumbre que generan los aranceles de Trump.

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