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EMILIANO COTELO (EC): Desde que asumió la presidencia de Estados Unidos el pasado 20 de enero, Donald Trump viene avanzando con una agenda de mayor proteccionismo.
Ustedes saben, comentamos casi a diario en el programa los anuncios que llegan desde la Casa Blanca sobre incrementos en los aranceles a varios de sus socios comerciales, como Canadá, México y China. También los aumentos de aranceles de algunos productos específicos, como el acero, el aluminio y a partir del día de ayer de autos.
¿Cuáles son los efectos que tienen estas medidas sobre la economía de Estados Unidos? ¿Y sobre el resto del mundo? ¿Tiene Uruguay alguna oportunidad para aprovechar en este contexto? Lo conversamos con el economista Mathías Consolandich, gerente de Exante.
ROMINA ANDIROLI (RA): Mathías, si te parece empecemos por recordar de que magnitud son estas medidas arancelarias que comentaba Emiliano.
MATHÍAS CONSOLANDICH (MC): Las medidas fueron variadas Romina y debemos tener presente que algunos de los anuncios ya se hicieron efectivos, otros están por instrumentarse en los próximos días y luego hay otras amenazas que son plausibles de que ocurran, pero que todavía no tenemos una fecha estipulada.
Hasta ahora, se plantearon incrementos de aranceles de 25% a las importaciones de Canadá y México. También se aumentaron los aranceles en 20% a las importaciones de bienes desde China. Y como decía Emiliano, se fijaron aranceles de 25% a las importaciones de acero, aluminio, autos y productos farmacéuticos de todos los destinos. A esto debemos sumar que se plantea fijar en los distintos productos aranceles recíprocos a los principales socios comerciales de Estados Unidos.
Teniendo esto en consideración, estamos viendo un aumento de la protección efectiva de Estados Unidos a niveles que no veíamos en 70 años.
RA: La semana pasada profundizamos en como venía reaccionando la economía de Estados ante este escenario de mayor proteccionismo. ¿Podemos repasar cuáles pueden ser los impactos de estas medidas arancelarias?
MC: Si Romina. Debemos distinguir los impactos dentro de Estados Unidos y los impactos para el resto del mundo.
En Estados Unidos, como comentábamos la semana pasada, puede haber un efecto de suba de precios, con potenciales impactos de segunda vuelta que generen un rebrote inflacionario. Allí hay un riesgo de que eso termine derivando en un escenario de condiciones monetarias menos laxas de las previstas.
Aunque, al mismo tiempo, también viene creciendo en probabilidad un riesgo recesivo para la actividad económica, que dependerá de que tan severos sean los impactos de los aranceles del lado de la oferta.
Por ahora ese no parece un riesgo inminente, pero sin duda que plantea la interrogante de si el escenario que tenemos por delante es de más inflación con tasas altas o de menos actividad económica y tasas algo más bajas.
RA: ¿Y fuera de Estados Unidos cuáles pueden ser esos impactos Mathías?
MC: Que la principal economía del mundo este fijando aranceles es perjudicial para la economía mundial. Los mayores aranceles impactarán negativamente en los niveles de consumo y generan reducciones de algunos precios de exportación, porque Estados Unidos es un país grande y cuando un país grande pone aranceles, parte del arancel lo paga el consumidor de Estados Unidos, pero parte lo va a poder trasladar a los países de origen.
También es negativo porque se va a distorsionar el comercio, las cadenas de suministro y eso afecta el funcionamiento de las economías.
Y además la forma errática en la que se van haciendo los anuncios imprime un mayor nivel de incertidumbre en los mercados. Escenarios de alta incertidumbre como los que tenemos hoy afectan las decisiones de inversión y suelen postergar decisiones de consumo de los agentes.
Entonces, desde la perspectiva de Uruguay, probablemente enfrentemos una demanda mundial menos pujante y tenemos que estar atentos a lo que ocurra con los precios de los productos que exportamos, principalmente las materias primas.
RA: Como decías, Trump también está planteando poner aranceles recíprocos por países ¿Qué tan expuestos estamos a impactos directos en ese sentido? ¿Podemos repasar como es nuestro comercio de bienes con Estados Unidos?
MC: Si claro. El año pasado Uruguay exportó a Estados Unidos US$ 1.190 millones en bienes. Eso corresponde al 9% del total de las exportaciones uruguayas de bienes y lo sitúa como el cuarto destino de exportación.
Le estamos vendiendo más a Estados Unidos en los últimos años, pero exportamos pocos productos. La mitad de nuestras exportaciones a Estados Unidos son exportaciones de carne. Ayer comentaban con Delfina Matos en este espacio que Estados Unidos viene ganando peso como destino en este rubro y hoy es el segundo destino para la carne uruguaya.
Después, el segundo producto que más exportamos es celulosa (unos US$ 200 millones) y luego exportamos algunos otros subproductos cárnicos y madera.
Los aranceles que enfrentan estas exportaciones son elevados. La carne uruguaya ya paga aranceles altos para entrar a Estados Unidos, las ventas fuera de cuota están gravadas con un 26%. La cuota es de unas 20.000 toneladas y el año pasado se exportaron casi 100.000 toneladas. Por eso, el 90% de los aranceles que pagan las exportaciones uruguayas a Estados Unidos provienen de la carne.
RA: ¿Y que pasa con nuestras importaciones desde Estados Unidos?
MC: Las importaciones desde ese país el año pasado fueron unos US$ 800 millones (alrededor de 6% del total importado de bienes).
A diferencia de lo que nos pasa cuando vendemos, lo que le compramos a Estados Unidos es de bajo arancel, porque suelen ser bienes de capital y Uruguay tiene un buen tratamiento a las importaciones de bienes de capital.
Desde esa perspectiva y teniendo en cuenta que Uruguay es un país pequeño, no deberíamos esperar represalias de Estados Unidos. Porque cobramos menos aranceles y porque en términos relativos los flujos de comercio son muy chicos.
RA: Teniendo eso en cuenta Mathías, ¿puede haber alguna oportunidad para Uruguay en este contexto? Estoy pensando, por ejemplo, en la posibilidad de que nuestros productos accedan a mercados distorsionados por la guerra comercial.
MC: A nuestro juicio, el escenario que se plantea es más de amenazas que de oportunidades. La economía mundial no va a tener un buen desempeño en este contexto y el mundo puede ponerse bastante peor si hay una escalada de represalias que vayan afectando la actividad económica de forma progresiva.
Pero es cierto que, con relación a otros países, las medidas que tomó Estados Unidos pueden derivar en una reducción de alguna desventaja arancelaria que tiene Uruguay en términos relativos en algunos mercados.
Si la reducción de la desventaja arancelaria se da cuando el producto es un commodity poco diferenciado (como la soja) eso no debería motivar cambios relevantes de los precios y difícilmente tengamos mucho espacio para lograr colocar mayores volúmenes. Pero se podrían abrir algunas oportunidades en casos de productos muy diferenciados (por ejemplo, algunos cortes de carne) donde logremos colocar más volúmenes. Puede ocurrir que con México y Canadá perdiendo condiciones ventajosas de acceso nos quede un poco más de espacio a nosotros.
También cabe preguntarse cómo van a reaccionar otras potencias ante un Estados Unidos que se está cerrando. Por ejemplo, ¿Europa se convencerá de que tiene sentido avanzar la negociación con el Mercosur? ¿Los países de Asia tendrán incentivos en avanzar negociaciones con países de este lado del mundo? Eso podría abrir algunas oportunidades para América Latina y para Uruguay. Aunque en el caso de Uruguay, allí sabemos que tenemos un problema intrínseco, que es que en tanto Brasil no quiera que Uruguay celebre acuerdos comerciales con otras zonas, es difícil que los otros países quieran negociar con un país tan chico como Uruguay.