En el centro del balneario La Paloma hay un monte indígena tan cerrado, sombreado y rico en especies como el que rodea cualquier curso de agua en el rincón más aislado del campo uruguayo. Si se lo recorre en silencio pueden verse zorzales, gallinetas y colibríes entre coronillas, higuerones y hasta plantas de yerba mate. Crónica de Pablo Fernández.
Crónicas de verano
Jueves 28.01.2016
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