Por Gastón González Napoli ///
El amor por la música y el amor por la capital uruguaya se cruzan en Montevideo Sonoro, proyecto que comenzó como intervención urbana, que creció a sitio web y que se materializó a fines del año pasado en formato libro. Con la firma de Daniel Machín y Gabriel Bentancor, sus páginas tapizadas de fotos recorren la ciudad. Montevideo se ve y se escucha en ellas.
La terminal de Tres Cruces de Samantha Navarro, la Aduana de Jorge Nasser, la Punta Gorda lisérgica de Algodón, la Rambla Sur de los Buitres, el Bella Italia de Mauricio Ubal, la esquina de Durazno y Convención de Jaime Roos, la calle Llupes de Fernando Cabrera, son solo algunas de las 300 canciones que guían este tour musical y urbanístico.
En Montevideo Sonoro se nombran los temas y se transcriben las letras que refieren a la ciudad, segmentados por barrios. Testimonios de los compositores –tanto de entrevistas originales como recabadas de otros medios– iluminan los procesos creativos, las inspiraciones y las influencias. También se incluyen códigos QR, que dirigen a videoclips y material audiovisual filmado por los autores del libro: por ejemplo, una performance de Alberto “Mandrake” Wolf dentro del Hollywood, el bar que inmortalizó en su disco Hay cosas que no importan.
Los códigos QR fueron la chispa inicial. Machín y Bentancor pretendían hacer una intervención urbana y colocarlos en espacios determinados, como en el propio Hollywood. Se les ocurrió la idea al escuchar Siestas de mar de fondo, de Eduardo Mateo, que describe el barrio Palermo. Luego se amplió en un proyecto colaborativo y digital: por la web se recibían sugerencias y se las iba georreferenciando en un mapa. El objetivo era divulgar “el patrimonio musical” montevideano. Todavía se puede enviar a los responsables canciones que no se hayan incluido en el proyecto.
Al extenderlo a un libro, la recopilación musical se convirtió en investigación sobre la historia de los barrios de Montevideo, con archivo fotográfico incluido. Y por su formato pequeño, Montevideo Sonoro recuerda a una guía turística cultural.
Claro que Montevideo no siempre es fotogénica en estas canciones. Es oscura en el relato de la muerte de Delmira Agustini que hace Garo Arakelian en Andes 1206. Es sórdida en Pedro de La Vela Puerca o en Colombia, de Gonzalo Brown. Es melancólica en la pluma de Fernando Cabrera. Pero es lo que tienen las ciudades vivas y en movimiento. Las ciudades que inspiran el arte.
Montevideo Sonoro. La vuelta a la ciudad en 300 canciones, de Daniel Machín y Gabriel Bentancor
Ediciones B, 2017
320 págs.
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Foto superior: Daniel Machín (izq.) y Gabriel Bentancor (der.), autores de Montevideo Sonoro. Crédito: Me gusta leer Uruguay.
Enlace externo
Montevideo Sonoro, sitio web oficial
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