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Videorama: ¿Qué hay detrás del éxito de los realities como Love is Blind?

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Foto: Netflix

Con el estreno la semana pasada de una nueva temporada de Gran Hermano Argentina, que se suma a una seguidilla de versiones regionales de formatos exitosos en el mundo, es un buen momento para hablar de realities.

La llamada era de oro de las series, y posteriormente el auge de las plataformas de streaming y la oferta interminable de contenido de ficción, hizo pensar que la llamada televisión basura, los reality shows que todos aman odiar pero que solían ser grandes hits, los de gente bella con pocas luces y ninguna pretensión más que el entretenimiento más básico, quedarían por el camino.

Hasta en la televisión abierta se los fue dejando de ver, sustituidos por informativos más largos, deportes y una cantidad también enorme de programas de juegos y concursos de cocina.

Pero el péndulo dio la vuelta. La edición de regreso de Gran Hermano Argentina, en 2022, fue un boom. La del año pasado un poco menos, pero también tuvo un fuerte impacto cultural, y el pequeño orgullo de tener un ganador uruguayo en Bautista Mascia.

Y en el mundo, Netflix tuvo el tino de estrenar un producto original, Love is Blind, en febrero de 2020. Con la entrada del mundo en cuarentena inmediatamente después, se disparó y temporadas subsiguientes rankearon arriba en las mediciones propias de Netflix, y a cada una le fue mejor que la anterior.

Sus competidores tomaron nota, y en los últimos meses tuvimos una versión argentina de Love Is Blind, que terminó a fines de noviembre, y otra de La isla de la tentaciones, esta de Amazon Prime y en conjunto entre Argentina y Chile.

Son programas de muy alto valor de producción, pero mucho más baratos que producir ficción, con gente desconocida que no cobra salarios de famosos, ni sindicatos que impongan horas de rodaje acotadas, y existe evidentemente un barril sin fondo de gente dispuesta a participar. O sea que la cuenta de por qué las plataformas los están eligiendo, es sencilla.

Pero, ¿por qué funcionan tan bien? Y, ¿qué hay detrás de estos programas que terminan siendo similares a experimentos sociales?

Conversamos En Perspectiva en una nueva edición de la columna Videorama de nuestro productor Gastón González.

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