Editorial

Hitler en Palestina

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Por Rafael Mandressi ///

Según el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, el exterminio de los judíos de Europa no estaba en los planes iniciales de Adolf Hitler. Su intención habría sido solo expulsarlos, ante lo cual el muftí de Jerusalén, Haj Amin Al-Husseini, viajó a Berlín en 1941 para intentar convencer al dictador nazi de no hacerlo. Al-Husseini temía, siempre de acuerdo a la versión de Netanyahu, que una vez expulsados, todos esos judíos fueran a Palestina. “¿Qué puedo hacer con ellos entonces?” habría preguntado Hitler. “Quémelos”, respondió, supuestamente, Al-Husseini.

Este diálogo imaginario que habría tenido lugar durante el encuentro que mantuvieron Hitler y Al-Husseini el 28 de noviembre de 1941, fue citado por Netanyahu en un discurso ante el 37° Congreso sionista mundial, el 20 de octubre pasado. La tesis del primer ministro israelí es, por lo tanto, que el holocausto fue sugerido por un líder nacionalista palestino, de comprobada simpatía por el régimen nazi, al punto de haber contribuido a crear una división de SS musulmanes bosnios. Parece claro también que el muftí de Jerusalén veía con buenos ojos la llamada “solución final”, aunque, en sus memorias, redactadas después de la guerra, dice haber sugerido a Hitler el envío de los judíos a Polonia.

De manera que no caben dudas acerca del nauseabundo papel que le cupo desempeñar a Al-Husseini durante la segunda guerra mundial. El problema con la tesis de Netanyahu es que en ella sobrevuela o subyace una grosera relativización de la responsabilidad de la Alemania nazi en la destrucción de los judíos de Europa. No es la primera vez que Netanyahu tira cascotes al charco para azuzar el miedo de sus electores cuando siente o sabe que algunos pueden escapársele por considerar que su política se está volviendo demasiado blanda. En esta ocasión, eligió, a través de un dudoso ejercicio de revisionismo histórico, vestir a los palestinos con camisas pardas.

Dentro y fuera de Israel llovieron las críticas y el rechazo a esas afirmaciones, y al día siguiente, en visita oficial en Alemania, tan luego, Netanyahu bajó algunos cambios, quizá consciente del regalo irresponsable que le estaba haciendo a los neonazis. Angela Merkel, seguramente poco feliz con el episodio, se vio obligada a reiterar, por su parte, que el gobierno alemán reconoce la responsabilidad del nazismo en el gigantesco crimen del holocausto, y que no hay motivo para cambiar esa visión de la historia.

No lo hay, efectivamente. Alcanza con recordar, como lo hace Noah Klieger, sobreviviente del holocausto y editorialista en el diario israelí Yedioth Aharonoth, que cuando Hitler y Al-Husseini se encontraron en 1941, más de un millón de judíos ya habían sido masacrados y aniquilados en Alemania y en los países de Europa ocupados por los nazis. También se puede recurrir a lo que el propio Hitler escribió, a mediados de los años 1920, en Mein Kampf. Allí está su “concepción racista del universo”, su voluntad de eliminar y someter a los pueblos “inferiores” y sus planes para llevarlo a cabo.

Dentro de pocas semanas, el 1° de enero de 2016, ese libro, cuyos derechos posee el land alemán de Baviera, que durante décadas se ha negado a autorizar su reedición, pasará al dominio público. Dos ediciones elaboradas y comentadas por historiadores están en preparación, que permitirán evitar las versiones desnudas, acríticas y mutiladas que circulan abundantemente en Internet. Esas nuevas ediciones también serán útiles para comprender mejor la maduración compleja del horror criminal al que llegó la violencia política en la Europa de la primera mitad del siglo XX, que no puede reducirse, salvo con expresa mala fe, al antisemitismo de un execrable muftí palestino.

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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, martes 27.10.2015, hora 08.05

Sobre el autor
Rafael Mandressi (Montevideo, 1966) es doctor en Filosofía por la Universidad de París VIII, historiador y escritor. Desde 2003 reside en París, donde es investigador en el Centro Nacional de Investigación Científica, director adjunto del Centro Alexandre-Koyré de historia de la ciencia y docente en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales. Es colaborador de En Perspectiva desde 1995.

Foto: El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu durante una ceremonia que conmemoró el vigésimo aniversario del asesinato de Yitzhak Rabin, cementerio de Mt. Herzl en Jerusalén, 26 de octubre de 2015. Crédito: Debbie Hill/Pool/AFP Photo.

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