Editorial

La burocracia según Mateo

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Por Emiliano Cotelo ///

La escena ocurrió el viernes pasado en San Gregorio de Polanco, departamento de Tacuarembó. Se desarrollaba una nueva sesión abierta del Consejo de Ministros. Representantes de la sociedad civil tomaban el micrófono y realizaban planteos a las autoridades. En determinado momento tomó la palabra Mateo, un niño vestido de túnica y moña, que, con algo de nervios, se dirigió a la mesa. “Yo tengo una queja de la escuela”, dijo, y enseguida se corrigió: “Yo tengo un problema, nomás” .

[Audio con la voz de Mateo]

"Yo tengo una queja de la escuela que… queja no, es un problema, nomás. Es un problema. Que se llueven los techos, que los juegos que tenemos en el patio están rotos, y también está en desnivel el patio, hay pozos. Mi escuela es la 147. Voy a sexto año. Me llamo Mateo. Y a mi clase todavía no le han cambiado las computadoras. Nos, dijeron que las iban a cambiar y todavía no han llegado." [Aplausos]

[Fin audio]

No fue el único chico que se expresó. También lo hizo, por ejemplo, Ana, alumna de 6º de la escuela Nº 3. Suavemente, denunciaron otros inconvenientes: mencionaron la instalación eléctrica insuficiente, que les impide enchufar estufas, pidieron galerías para protegerse de la lluvia en el patio y también la mejora de los cerramientos.

El presidente Tabaré Vázquez, que escuchaba sonriente e impresionado, respondió: “Se me cae la cara de vergüenza”, una frase que desde la platea ya había deslizado el presidente del Codicen, Wilson Netto. Fue un momento singular.

No sé si las intervenciones de Mateo y sus compañeros eran iniciativa de ellos o de los padres y/o maestros de sus escuelas. Lo cierto es que ese reclamo, realizado por niños y con ese estilo tan respetuoso, tuvo una contundencia muy superior que la que podían haber logrado un dirigente sindical o, incluso, los directores de ese centro educativo.

El presidente Vázquez, después de declararse avergonzado, agregó:

[Audio con la voz de Tabaré Vázquez]

"No puede ser que tengamos que venir acá a escuchar –lo que está bien y es lógico– algo que tendría que ser solucionado ya, por parte del Gobierno nacional. Esta es una autocrítica pública que quiero hacer y la hago de corazón. Tenemos que trabajar fuerte para que estas cosas, tan simples y tan pequeñas, no sigan sucediendo en nuestro país."

[Fin audio]

Vázquez destacó, de todos modos, que lo que acababa de ocurrir ponía de manifiesto las ventajas de esta modalidad de trabajo: las salidas periódicas del gabinete al interior.

Yo creo que sí, que estas movidas son un gran avance. Y hay que reconocer que el propio Vázquez fue, de algún modo, el creador de ese estilo cuando, en su período como intendente de Montevideo, comenzó a desarrollar reuniones de su gabinete municipal en distintos barrios de la capital.

Pero es bueno recordar que esto que denominan “Gobierno de cercanías” fue relanzado con fuerza a principios de este año, ante la preocupación que existía en la Torre Ejecutiva porque las encuestas mostraban una caída en la evaluación de la gestión presidencial y, especialmente, porque Vázquez había aparecido muy encerrado durante el primer año de su segunda administración. Encerrado en varios sentidos: acorralado por conflictos, jaqueado en algunos temas por sectores del propio Frente Amplio, rodeado de un muy pequeño grupo de colaboradores, limitado al mínimo en sus declaraciones en los medios de comunicación y, además, casi desaparecido de las calles y de la vinculación directa con la población.

Ahora mismo, Vázquez encabeza estas minigiras, sí, pero fuera de ellas, entre una y otra, se lo ve muy poco en espacios públicos y en contacto con la gente. Es que su forma de ejercer la Presidencia es esencialmente distante. Claro que José Mujica representaba el otro extremo y hasta se excedía en su exposición pública. Pero desde 1985 hasta hoy hemos tenido varios presidentes que circulaban por el país mucho más que Vázquez.

De todos modos, en el episodio del viernes pasado en San Gregorio de Polanco quien queda cuestionado, más que el presidente, es el Gobierno mismo. Y no sólo el Poder Ejecutivo, sino también, y sobre todo, la ANEP (Administración Nacional de la Educación Pública). Los desperfectos edilicios que mencionaron los niños en su alocuciones no son gigantescos. Resolverlos no requiere cifras monstruosas de dinero sino, sobre todo, atención e ingenio. Fíjense que al rato el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, ofreció la posibilidad de que una parte de los trabajos fuera realizada por reclusos de la Cárcel de Tacuarembó. ¿Cómo no se propició antes ese diálogo interinstitucional?

Pero lo más revelador es que las autoridades de la Educación Pública ni siquiera se vieron venir el planteo. San Gregorio no es una ciudad grande. ¿Cómo se entiende que, sabiendo que irían de visita, no hubieran hecho un relevamiento previo del estado de los pocos locales que tienen en ese lugar? Vázquez habló de autocrítica. Bienvenida sea. Pero que no se quede en lo mal que se manejó este caso. ¿Cuántas situaciones parecidas a la de la escuela de Mateo persisten, escondidas, en nuestro país?

El telón de fondo es la reforma del Estado siempre pendiente en Uruguay. Una reforma que ataque con firmeza esas patologías de la burocracia que están siempre al acecho: la desidia, la falta de sensibilidad, los trámites eternos, el ausentismo, los gastos mal hechos y también, claro, la corrupción, aunque sea microcorrupción. Esos desvíos que van corroyendo a las oficinas públicas hasta que estas pierden conciencia de que son “servicios” públicos. Esos mareos que también estropean a muchos funcionarios públicos hasta que se olvidan de que son “servidores” públicos.

Y esto de “servidores públicos” vale también, y quizás más todavía, para los jerarcas, directores de organismos, ministros y presidentes. Ellos no son dioses. Ni siquiera reyes. Son, simplemente, empleados destacados, de todos nosotros, que deben rendirnos cuentas de la seriedad, el rigor y el cariño con que manejan esa estructura estatal que nos pertenece a los uruguayos y que –se supone– existe para beneficio de la sociedad.

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Emitido en el espacio En Primera Persona de En Perspectiva, viernes 01.07.2016, hora 08.05

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