Por Mauricio Rabuffetti ///
@maurirabuffetti
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El ex presidente José Mujica definió a la regulación del mercado del cannabis en Uruguay como un “experimento”. Y no se equivocaba. Es un mecanismo inédito en el mundo y como es de esperar, en su implementación hay dificultades y errores, e imprevisión en algunas de sus aristas, como está a la vista. Lo interesante a esta altura de este proceso es que Uruguay se dotó de un marco regulatorio que permite abordar en un plazo corto algunas otras cuestiones vinculadas a la producción legal de marihuana, que es hoy un hecho. Es el caso de la llamada “marihuana medicinal”, es decir, aquellos productos que se elaboran a partir del cannabis con fines terapéuticos.
En Uruguay es bien conocido que muchas personas y familias que tienen niños con problemas graves de salud que suelen tener una mejoría sustancial al ser tratados con este tipo de medicamentos derivados del cannabis, hacen un enorme esfuerzo por importar estos medicamentos o productos médicos.
Ahora en Uruguay, en el marco de este proceso regulatorio, se producirá una situación que en una primera lectura aparece positiva: surgirán medicamentos o productos médicos derivados del cannabis de fabricación local que deberían tener un costo menor al de productos similares importados.
Y digo bien “similares” porque hasta el momento, con toda lógica, cuesta pensar que en un plazo tan breve como el que lleva Uruguay incursionando en este terreno, se logren productos iguales y que tengan por lo tanto igual respuesta.
Entre las familias que hoy importan el producto existe preocupación. Algunas personas consultadas para esta columna confirmaron que recibieron de parte de las autoridades del Ministerio de Salud Pública la afirmación de que no habrá una prohibición expresa que les impida continuar comprando en el exterior aquel medicamento que, según han comprobado, genera una mejora sensible del estado de salud de sus seres queridos.
Desde el Ministerio de Salud Pública no hubo respuesta a nuestros pedidos de información específica sobre el funcionamiento en la práctica de este mecanismo que podríamos llamar de importación versus producción local. La información que pudimos obtener hasta el momento de esa cartera, indica que no se está evaluando una prohibición estricta de importación.
En este punto, aparecen algunos interrogantes y cuestiones básicas de protección de derechos sobre la mesa, si es que la puerta de la discusión sigue, como parece, abierta.
La primera y más evidente es que si al día de hoy existe una compra de este tipo de productos y medicamentos en el exterior, que de hecho está dando resultados, no deberían adoptarse medidas proteccionistas para favorecer a una industria local apenas incipiente, que con seguridad, tardará un cierto tiempo en acompasar su producción a las necesidades de esta población.
La segunda es que debería habilitarse una coexistencia de mecanismos para aprovechar lo mejor de ambos mundos. Las familias que hoy importan el producto y pueden pagarlo, y confían en él, deberían tener la misma libertad que han tenido hasta ahora. Y quienes se verán beneficiados por la existencia de productos locales más baratos y que hasta ahora tal vez no pueden recurrir a una importación y más bien se abastecen en un mercado paralelo no regulado que se sabe que existe, tendrán la garantía de que las empresas productoras locales estarán controladas debidamente.
Las familias que importan este tipo de medicamentos o productos lo hacen de empresas establecidas. Y estarían con seguridad dispuestas a un período de coexistencia que les permita probar medicamentos producidos en Uruguay, “teniendo a mano”, como me explicó una madre, el producto en el que hoy confían porque vieron los resultados.
En definitiva, se trata de que no se limiten oportunidades de acceso a mecanismos de cuidado, sino todo lo contrario, que las opciones sean múltiples. A la luz de las dificultades, lógicas, en la puesta en marcha de mecanismos como los que Uruguay ha incorporado en relación al cannabis, sería sensato que cualquier decisión que se tome por parte de las autoridades sanitarias en esta materia se guíe por la lógica de la preservación del derecho a la buena salud, facilitando el acceso a este tipo de productos de todas las formas legalmente posibles, sin trabas legales adicionales, sin nuevos requisitos impositivos.
Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, miércoles 08.11.2017
Sobre el autor
Mauricio Rabuffetti (1975) es periodista y columnista político. Es autor del libro José Mujica. La revolución tranquila, un ensayo publicado en 20 países. Es corresponsal de Agence France-Presse en Uruguay. Las opiniones vertidas en este espacio son personales y no expresan la posición de los medios con los cuales colabora.