Editorial

Me perturban las fiestas

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Por Leo Harari ///

Buen día. No sé si a usted le pasa lo mismo que a mí. Me perturban las fiestas. Navidad, por ejemplo. Para los cristianos es la celebración del nacimiento de Jesús. Muy importante. Nada que ver con Santa Claus o Papa Noel, un viejo gordo y barbudo con los colores de Coca-Cola. Pero ahí andan, todo mezclado, confundiendo el sentido de la fiesta, atropellándose para comprar regalitos y enviar tarjetas y mails.

A mi viejo, que también era gordo y barbudo, pero además era ateo, le encantaba celebrar a Jesús, "un buen revolucionario decía, el primero que afirmó que el esclavo y el patrón son iguales, un compañero". Brindábamos por él, con lo que hubiera a mano, de vez en cuando, cuando se acordaba.

Las primeras fechas seguramente se inventaron para marcar los tiempos para la siembra y la cosecha, y probablemente las primeras fiestas estaban relacionadas con la alegría de la cosecha, con la sensación de abundancia. Las fechas tenían sentido, iban con la luna llena o el equinoccio, volvían regularmente con el pasar del tiempo, permitían prever y esperar o prepararse para celebrar. Pero no siempre es así. ¿Recuerda usted porqué los meses de julio y agosto tienen 31 días?

Porque el emperador Augusto quiso que nombraran un mes en su honor, pero que no fuera más corto que el mes en honor de Julio César. Así que le sacaron un día a febrero que quedó cortito para ponérselo a agosto y tenemos dos meses seguidos de 31 días. Quizá eso no importa mucho, pero ya hoy no tiene el más mínimo sentido. ¡Y pensar que vivimos con esa pavada desde el año 23 antes de Cristo!

El año 1 cristiano es el año del nacimiento de Jesús. El año 1 hebreo se cuenta desde la creación del mundo, hace 5776 años, algunos de estos años llamados preñados, que tienen 13 meses. El año 1 musulmán empieza cuando Mahoma debió huir de la Meca, hace 1437 años lunares. ¿Y los chinos? ¿O los mayas? En realidad cada día empieza un año nuevo y si celebramos una fecha es porque queremos darle un sentido, el sentido que corresponde a nuestras creencias, nuestros valores, a lo que pensamos que vale la pena recordar y celebrar. Creo que esto es lo que no debe perderse de vista.

Es el momento de transmitir los mejores deseos, cerrar cuentas, hacer planes para el año que empieza –yo no sé como resuelve eso usted–, es otra cosa que me perturba de las fiestas, junto con los aguinaldos y los gastos, que siempre llegan en este mes.

Pero como es la última nota de 2015, simplemente quiero expresarle los siguientes deseos, que son mis mejores, vigentes en cualquier momento que usted quiera:

Le deseo:

–Que encuentre como darle sentido a las cosas de la vida, pequeñas y grandes.
–Que tenga más oportunidades de decir "nosotros" que de decir yo.
–Que le sobren sonrisas
–Que no pierda el tiempo, que lo use todo, aunque sea para no hacer nada.

Es muy posible que no nos conozcamos, pero fíjese, no tengo el más mínimo problema en acompañar estos deseos con un muy fuerte abrazo.

¡Hasta la próxima!

***

Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, martes 22.12.2015, hora 08.05

Sobre el autor
Leo Harari ha trabajado como asesor para Unesco, BID, PNUD y la OIM. Recientemente dirigió el proyecto Uruguay+25.

Foto en Home: Leo Harari durante su exposición en TEDxMontevideo 2015, lunes 15 de junio de 2015, Auditorio Nacional del Sodre. Crédito: TEDxMontevideo/tedxmontevideo.org.

Comentarios