Por Carmen Asiaín ///
Cuando la candidata a vicepresidente Graciela Villar sentenció, como si ella no participara de la contienda, que la ciudadanía en octubre debería elegir entre oligarquía y pueblo, la diatriba causó molestias, pero nadie tomó en serio los dichos.
Parecían las primeras e improvisadas vociferaciones sin filtro de quien debutaba en semejante candidatura. La apelación a la división en lugar de la promoción de la pacífica convivencia, propia de una noche de la nostalgia sesentosa, quedó como una opinión aislada, no acompañada por su compañero de fórmula, por lo menos hasta ahora.
En definitiva, aquella simplificación de la realidad, aquella falsa oposición, desconocedora del multicolor espectro político que se ofrece hoy en Uruguay, se atribuyó, ora a la impericia de un imprudente, ora a una estrategia electoral que intentaba conformar a los sectores más radicales y combatientes del Frente Amplio -mayoritarios-, y así compensar la postura más moderada de Martínez. Impericia o estrategia, en ningún caso atendible como argumento.
Pero este fin de semana principales actores no ya de la contienda electoral, sino de gobierno como la ministra de Educación y el ex Vicepresidente Sendic, reincidieron en el mismo concepto, reduciendo las opciones electorales a la dicotomía pueblo – oligarquía.
Al ser entrevistada por el periodista Sebastián Cabrera para El País 1, la ministra de Educación y Cultura María Julia Muñoz, tuvo la oportunidad de atemperar aquellas temerarias afirmaciones de su compañera de partido. Era lo esperable de una secretaría de Estado que por su especialidad gestiona -o debe gestionar- en régimen de pluralismo respetuoso, todas las expresiones culturales y ser referente en materia de educación ciudadana. Pero a la pregunta ¿No fue desafortunada su frase de que la elección es “entre oligarquía y pueblo”?, la ministra, lejos de moderar el improperio, lo amplificó, hablando de que hay dos proyectos de país. Uno del Frente Amplio y otro de los que se sienten dueños del país y tienen cada vez más temor de perder el dominio y el poder. Son grupos de poder.
En términos similares, el día del Comité de Base, Sendic decía: Unos defienden a la oligarquía, otros al pueblo 2; el problema sería que el pueblo vote por la oligarquía.
Juan el Preguntón se preguntaría ¿pero, a quién aluden estos declarantes cuando hablan de oligarquía? ¿No son acaso parte del partido que tiene desde hace quince años "el dominio y el poder” y que no quieren perderlo? ¿Es que se atacan a sí mismos?
Para responderle a Juan -Juan Pueblo, o Juan el Preguntón, como quieran llamarlo- habría que recurrir al significado de la palabra oligarquía.
Los diccionarios etimológicos señalan que la palabra oligarquía procede del griego “oligarchia” y se compone de la raíz oligos, que significa “poco, de pequeño número, reducido, escaso” y el verbo que remite a la palabra “mando, autoridad” 3. Designa al poder político o gobierno de unos pocos, un reducido grupo que detenta un poder máximo, sea en la política o en la economía, monopolizando los consejos y el poder ejecutivo.
En Ciencias Políticas se destacan algunos rasgos de la oligarquía: es la forma de gobierno en la cual el poder es ejercido por un grupo reducido; que trata de concentrar el poder en lugar de dar a todos la posibilidad de opinar y decidir. El estereotipo del oligarca es el de un sujeto sin ética ni moral, dispuesto a incurrir en la corrupción y la violencia para sostener su poder, el cual considera como un derecho adquirido 4. Se señala que la oligarquía se verificó históricamente en civilizaciones muy diversas, entre ellas algunas tribus de África, donde se designa el poder en un consejo de hombres de avanzada edad que, teóricamente, gozan de la sabiduría suficiente como para tomar las decisiones más importantes, aquéllas que guiarán a su gente por el camino del progreso.
Entonces, se pregunta Juan, si oligarquía alude a un grupo reducido que detenta el poder, que descalifica las opiniones ajenas, y que se aferra al poder autoatribuyéndose ser los sabios líderes que conducen al pueblo hacia el progreso, ¿se refieren a sí mismos Graciela, María Julia y Raúl?
¿Quién es oligarca y quién es pueblo?
A Juan Pueblo y también a Juan el Preguntón, para ser objetivos y leales, habría que explicarles que es forzoso e injusto aplicar el concepto de oligarquía al Frente Amplio, a pesar de ser un grupo reducido de sus miembros el que ha estado en el poder desde hace 15 años en lo nacional y desde hace 30 años en Montevideo, a pesar de que es cierto que quieren perpetuarse en el gobierno, que se autoasignan ser los intérpretes del sentir popular y los sabios conductores hacia el progreso. Parece forzado, injusto y deshonesto intelectualmente.
Igual de forzado, injusto y deshonesto intelectualmente es pretender aplicar el término oligarquía a quienes desde la oposición -ergo, fuera de posiciones de poder- disputan por medios democráticos y legítimos el acceso al gobierno.
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1- María Julia Muñoz: "Si gana el partido rosado, el pueblo va a perder todo" (El País)
2- Raúl Sendic: "Unos defienden a la oligarquía, otros al pueblo" (El País)
3- Diccionario etimológico
4- Julián Pérez Porto y Ana Gardey, 2009, Definición de oligarquía
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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, miércoles 28.08.2019
Sobre la autora
Carmen Asiaín nació en 1965, es abogada, profesora de Derecho Constitucional y actualmente senadora suplente por el Partido Nacional. Integra la Comisión de Ética de esa colectividad y fue presidenta del Consorcio Latinoamericano de Libertad Religiosa.
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