Por Ricardo Pascale ///
“Nuestro sueño es que los científicos de Uruguay contribuyamos a solucionar problemas de la Sociedad” dice el Dr. Carlos Batthyány, Director Ejecutivo del Institut Pasteur de Montevideo. Este centro uruguayo de excelencia científica, comienza su labor en 2006, -tras el esfuerzo de ilustres ciudadanos- y está dedicado a la investigación de alto nivel en biomedicina, y abarca áreas como la genómica, la proteómica (es decir, el estudio a amplia escala de las proteínas, su estructura y función), así como la biología celular y molecular, entre otras.
“Por qué hemos elegido el Pasteur como tema central de nuestra nota”, puede alguien preguntarse. Lo elegimos pues es un ejemplo paradigmático de la orientación que en Uruguay debe darse a la ciencia para que ella incremente el bienestar de los ciudadanos. No escapa al lector que no es el único caso. Venimos desarrollando otros, cada uno en su área, y seguirán más.
En el ejemplar desarrollo del Pasteur quizá se puedan distinguir algunas etapas. Se comenzó en una primera fase con dos pilares fundamentales para su consolidación. El Dr. Ricardo Ehrlich fue y sigue siendo un impulsor notable.
Los dos pilares iniciales fueron:
En primer lugar, traer jóvenes científicos de todas partes, cuyo ingreso fue por concurso internacional y jurado también internacional. Esta etapa, financiada por la Unión Europea, permitió abrir, en este sentido, a Uruguay al mundo y de una forma transparente.
En segundo lugar, poner a disposición de esos jóvenes científicos la tecnología más avanzada para que su esfuerzo investigativo se desplegara en todo su potencial.
Y así, diez años luego de haber comenzado su tarea, el Pasteur de Montevideo, ocupaba ya el segundo o tercer lugar entre los 33 institutos que en 26 países constituyen la red de Institutos Pasteur, cuyo centro está en París.
Avanzados estos necesarios, y muy bien enfocados, dos pilares que cimentaron sólidamente el crecimiento del Instituto, ha comenzado un tercer pilar, bien propio de nuestros tiempos.
Louis Pasteur fue un excepcional científico y él siempre tuvo como objetivo hacer ciencia básica guiada por la curiosidad, pero si veía que un descubrimiento podía servir a la sociedad, lo perseguía y trabajaba de forma de llevarlo desde el laboratorio hasta la aplicación en la realidad. Así descubrió y aplicó la hoy conocida pasterización, o la vacuna contra la rabia.
Y esta línea es la que sigue el instituto en Uruguay. “Hacer ciencia guiada por la curiosidad, generar conocimiento. Pero cuando sucede, y esto es pocas veces, que ese conocimiento puede ser una solución a un problema real de la sociedad, debe continuarse el esfuerzo investigativo hasta que la aplicación del mismo se concrete. Otro sueño nuestro es que ese conocimiento del laboratorio sirva a la sociedad”, nos agrega el Dr. Batthyány.
Esta tercer etapa es de innovación, o sea de la explotación exitosa de una nueva idea. Y esta etapa en la que participó activamente el Dr. Luis Barbeito junto con el actual Director Ejecutivo en su gestación, hoy está en marcha. Se distinguen en ella dos vertientes claras.
Una primera es la innovación abierta, en la cual el Instituto hace transferencia tecnológica hacia distintos sectores, cuando se la requiere apoyando, por ejemplo, la salud.
En esta área, se orienta a prestar un servicio de mejor vigilancia epidemiológica en Hospitales, de enorme valor para la sociedad, evitando la transmisión de gérmenes. O la colaboración de su tecnología en el tratamiento de la erradicación de la mosca de la “vichera”, por la que en este momento se está haciendo llamado a científicos para profundizar los estudios donde interviene también el INIA, junto a otras instituciones.
Una segunda, es la innovación disruptiva. En ella se busca, luego de la aparición de un descubrimiento, que se prosiga llegando a constituir start ups basadas en propiedad intelectual, (hay más de una en marcha) que continúen con las fases del descubrimiento. Se puede sublicenciar el hallazgo y así fortalecer las finanzas del Instituto y continuar con nuevas investigaciones.
De esta forma, el Institut Pasteur de Montevideo, viene desarrollando lo que ha llamado un “ecosistema en ciencias de la vida que aporte hacia una economía basada en el conocimiento”.
Es este el camino, en el cual se van transformando economías y sociedades a través de la innovación que incremente el bienestar de la gente, el que puede reducir el rezago creciente del país ya no frente a grandes potencias, sino frente a países como Nueva Zelanda, Finlandia o Australia.
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Entrevista relacionada: Director del Hospital Pasteur: «Como sociedad estamos viviendo una efervescencia de violencia y la salud no está excluida»
Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, lunes 30.09.2019
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