Editorial

Crédito Social en China. Segunda parte

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Por Jana Rodriguez Hertz ///

¿En qué consiste el sistema de crédito social de China? En la columna pasada intenté brindar un poco de contexto a esta pregunta. Lo primero que tenemos que saber es que, a pesar de su nombre y de los intentos del Gobierno chino, el “sistema” de crédito social es cualquier cosa menos un sistema. En teoría, de acuerdo con lo que informa el Global Times, un tabloide pro-comunista dependiente del Diario Popular Chino, es un conjunto de políticas públicas destinadas a asesorar individuos, compañías y agencias de gobierno basado en créditos ganados y perdidos en cuatro áreas: asuntos administrativos, actividades comerciales, conducta social y sistema judicial. En la práctica, es algo muchísimo más desorganizado. Para comenzar, apenas uno de cada diez chinos sabe si quiera que un sistema de crédito social gubernamental si quiera existe, de acuerdo con un estudio hecho en febrero de este año.

Es curioso, sin embargo, que el mismo estudio señale que entre aquellos encuestados hay una amplia aprobación, si bien la franja entre 30 y 50 años manifiesta mayor desconfianza.

Hay una importante distinción que hacer, que parece pasar inadvertida para la mayoría de los medios occidentales. Una cosa es el crédito social gubernamental y otra bastante distinta es el crédito social comercial que ofrecen algunas compañías chinas. El primero es caótico, caprichoso, distinto en cada ciudad, no aplicado universalmente y, como señalamos hace un rato, desconocido por el 90% de la población. El segundo, que explicaremos a continuación, se parece mucho más a un sistema, es organizado, bastante universal, conocido por el 80% de los chinos, pero -detalle muy importante- privado: depende de distintas compañías.

Ejemplos de crédito social gubernamental: Beijing está planeando penalizar con este tipo de puntos a quienes no separen bien los distintos tipos de basura según sea reciclable o no; en lugar de puntos negativos, los ciudadanos podrían optar por pagar una multa de 200 yuan, unos 28 dólares. Xi’an planea lo mismo. Los puntos no servirían sólo para penalizar, también podrían traer recompensas: los ciudadanos con buen comportamiento podrían tener prioridad para instalarse en ciudades o para obtener créditos comerciales y podrían recibir bonificaciones como visitas a museos o galerías de arte. Sin embargo, por ahora, esto no pasa de anuncios en el Global Times y, como dicho antes, es desconocido para la mayoría de la población.

Algo muy distinto ocurre con los créditos sociales comerciales. La idea de estos créditos era brindar un criterio financiero en una población que carece mayoritariamente de historia crediticia. Con tal fin, en 2015 el Banco Popular Chino (PBOC) autorizó a ocho compañías a trabajar con su propio sistema de crédito de consumidor. La mayoría de estos sistemas no prosperó, excepto uno: Sesame Credit, que depende del unicornio Alibaba. Hubo otro que llegó cerca: el del gigante Tencent. WeChat tenía su propio sistema de crédito, pero fue cancelado en febrero de 2018. Sin embargo, fue relanzado recientemente dentro de WeChat Pay. Veremos cómo evoluciona.

Sesame Credit es el verdadero crédito social de China. Es el más sistematizado, el usado y conocido por la mayoría de la población, pero enfatizo que depende de una compañía, no del Gobierno, y si bien existe el miedo de que el Gobierno presione a la empresa para tener acceso y usar esos datos, nada del estilo ha ocurrido por ahora.

¿Cómo funciona Sesame Credit? Alibaba tiene una app de pago que permite el pago de tarjetas, compras on-line en páginas como Taobao y todo tipo de compras en general. A partir del flujo de dinero, la aplicación produce un puntaje de tres cifras, que varía entre 350 y 950, arrancando en 600. Un puntaje alto proporciona ventajas como poder saltarse las filas en el aeropuerto, o exonerar del depósito a quien se registra en un sistema de bicicletas de alquiler. Los puntajes bajos no tendrían consecuencias. Por ejemplo, yo tengo 575 puntos en Sesame Credit, también llamado Zhima Credit, el gallego [su marido, Raúl Ures] tiene 597. Esto probablemente se debe a que no usamos Alipay casi nunca. En Shenzhen Alipay es muy poco usada, la app de pago por excelencia es WeChat que tiene sede en la ciudad.

La mayoría de los medios occidentales confunden, ex profeso o no, este sistema de puntaje de crédito privado perteneciente a Alibaba con un “sistema” supervigilante social manejado por el Gobierno chino. Si bien nadie sabe a ciencia cierta a qué convergirá este proyecto, puedo decir que, de acuerdo con lo que me he informado, estamos lejos aún de esa fantasía distópica. El tiempo dirá.

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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, miércoles 24.07.2019

Sobre la autora
Jana Rodríguez Hertz es una matemática uruguayoargentina radicada en Shenzhen, China. Profesora en la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur, SUSTech. Vicepresidenta por América Latina y el Caribe de la Organización de Mujeres en Ciencia para el Mundo en Desarrollo (OWSD por sus siglas en inglés), dependiente de Unesco.

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Link relacionado
Primera parte de la columna sobre crédito social en China

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