Por Rosana Malaneschii ///
El frío es un animal bestial. Una sensación poderosa que provoca muchas y distintas cosas. No se sentiría, si no tuviésemos capacidad para ello, o sea, si careciésemos del sentido del tacto. Como todos los sentidos tiene una finalidad: alertar. Hacer que un ser vivo se desplace, hiberne, busque abrigo.
El frío es juguetón. A veces, cuando la noche es gélida y uno está en la cama, felizmente tapado y siente demasiado calor, le gusta jugar a los contrastes. Y, entonces, asoma la nariz o saca el pie para afuera hasta sentirse en una heladera. O darse un baño helado, luego de uno caliente.
El frío es deseado. En pleno verano, no sería la misma el agua si uno no pudiese beberla helada. O al menos, con cubitos de hielo. También las señales del frío en el vaso, esas gotitas que anuncian el sabor crunch de la bebida fría.
El frío es placer. Cuando se camina, se sale a caminar tranquilamente y hay sol y frío y cielo azul, es placer. Entonces, se siente el bullir de la sangre. Esa escena es perfecta si hay un mar o estuario. Si es un mar, las aves deberían graznar, levantar vuelo.
El frío escribe. Es escritor. La pequeña vendedora de fósforos, por ejemplo, es un clásico o el del hombre que muere de frío en la nieve de una calle sucia soñando estar en casa de su hermano, tocando el piano. Porque ese hombre era pianista y sus manos morían tocando y congeladas.
El frío imita al arte y volvió a suceder hace pocos días que un hombre muriera de frío en la calle. Con agravantes, como es sabido y si fuese posible, pero si uno guglea encuentra páginas en internet en las cuales se habla de muerte por frío desde hace muchos años. Por lo tanto, estos tiempos pandemia y cuarentena, no habrían variado esa constante.
El frío es causa de muerte. Supongo que externa. Y tiene corte de género, porque siempre el muerto es un hombre. Y si uno mira a los durmientes callejeros, tan solo ocasionalmente ve mujeres. Tal vez, sea porque el binomio materno-infantil obliga al cuidado. Tal vez, porque, tradicionalmente, la calle no es sitio femenino, entonces la mujer se niega a permanecer en ella.
El frío es un puño y golpea.
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Rosana Malaneschii para el espacio Voces en la cuarentena de En Perspectiva
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Rosana Malaneschii Delgado (Montevideo, 1965) es una escritora, socióloga y profesora uruguaya, nacida en Montevideo.
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Foto: Montevideo. Crédito: pxhere.com