Editorial

¿Jugamos?

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Por Andrea Burstin ///

Le propongo un juego de varias rondas. No está claro cuando acabará y además no puede usted negarse a participar. Mi pregunta inicial era retórica.

“Menuda propuesta” estará usted pensando.

Vayamos al objetivo. Todos los equipos (países) se enfrentan a una pandemia, un virus altamente contagioso. En muchos se han registrado en pocas semanas cifras de fallecimientos, 30%, 40% más altas a las de un año normal. Su puntaje final tendrá en cuenta como su equipo minimiza el número de muertes y los impactos negativos en la economía. ¿Existe realmente un efecto positivo al relajar excesivamente las medidas de prevención sanitarias para reactivar así la economía?

Ya habrá notado usted diferentes estrategias por parte de diferentes países. ¿Cómo se han ido coordinado el papel de los gobiernos y las conductas individuales y colectivas? ¿Qué resultados arrojan en lo sanitario y en lo económico las distintas políticas? ¿Podríamos hablar de una estrategia óptima?

Veamos algunos casos concretos. Países con un gran número de fallecidos en la fase inicial, que aplicaron o recomendaron luego, medidas de distanciamiento social, redujeron drásticamente esta cifra, a niveles que se mantienen muy bajos incluso después de levantada la cuarentena. Es este el caso de los estados europeos más golpeados por la pandemia. En América, Chile también parece haber reducido las cifras, tras los confinamientos. En Israel con medidas estrictas y control en la primera fase, pero un número de fallecidos muy bajo, la pendiente de la curva de muertos vuelve a trepar de forma muy empinada tras un período de calma. En Estados Unidos, Brasil, México, donde se han mantenido políticas más laxas en cuanto al control de la propagación del virus, el número de fallecimientos diarios no muestra descensos sustanciales en los últimos 2 meses.

¿Y la economía? Si observamos las cifras de actividad en distintos sectores, según el índice de movilidad de Google, no hay grandes diferencias entre Brasil, USA, y las naciones europeas más golpeadas. En todos ellos en los meses de junio y julio, los restaurantes, los centros comerciales, cines, etc., reflejan caídas similares con respecto al enero y febrero pre pandémicos, entre un 30% y 40% más bajos. Las previsiones de caídas del PIB en las distintas regiones para 2020, así como las ya registradas en el segundo trimestre del año, tampoco parecen mostrar grandes diferencias entre estos distintos modelos de mayor o menor control sanitario. Parecería que más allá de las señales que se den desde el gobierno, los ciudadanos seguirán limitando sus consumos en determinadas actividades. Esto es porque construyen sus expectativas incorporando la información de lo que han visto en sus entornos, de los que les llega de otros países.

Volvamos a nuestro juego. Es vital entender que la competencia no es entre países. Todo lo contrario. Es la hora de la coordinación y de la cooperación. Después de los cierres de fronteras, guerras comerciales, dedos acusatorios y actitudes triunfalistas, sería deseable que el escenario se transformara completamente. El desafío es asegurar que la vacuna esté disponible para los más vulnerables ante la enfermedad en el mundo, que las zonas más ricas no se blinden con peligrosos discursos nacionalistas que estarán a la orden del día. Más importante que nunca: que no se drene de recursos a zonas del mundo en las que aún queda tanto por hacer para enfrentar mejor la próxima crisis: en infraestructuras, instituciones y solidez financiera,

Por supuesto la idea de plantear este desafío como un juego en etapas, hacía referencia a un enfoque estratégico. No hay aquí nada lúdico. La muerte ha azotado a algunas ciudades muy duramente. Muchos no han podido siquiera dar una despedida digna a los suyos. La recesión económica ha alcanzado ya en muchos países niveles que no se veían desde la segunda guerra mundial, tal es el caso de Estados Unidos y de Alemania, el motor de Europa. Mientras los científicos trabajan en el desarrollo de una vacuna debemos seguir aprendiendo, aceptando que quedan por delante meses todavía muy duros; asumiendo las marchas y contramarchas y las intervenciones quirúrgicas que toquen.

Es el contexto más hostil que tocará a muchas generaciones en el transcurso de su existencia. Los Estados parecen estar tomando nota de la gravedad del asunto. No sé usted amigo oyente, pero yo jamás imaginé asistir en mi vida, a aquello que parecía cosa de posguerras y de un pasado ya superado: un nuevo plan Marshall.

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Andrea Burstin para el espacio
Voces en la cuarentena de En Perspectiva

Andrea Burstin es economista por la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, y MBA por el Imperial College de Londres.

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Foto
: Hector RETAMAL / AFP

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