Por Juan Andrés Elhordoy ///
Les propongo mirar el lado iluminado de la luna porque, a casi 5 meses de la confirmación del primer caso de coronavirus en Uruguay, nos hemos encandilado con ese lado oscuro que dispara títulos apocalípticos, aunque muy reales.
- La caída global de la economía será la más fuerte, desde el colapso de 1929.
- Todos los países están cayendo, menos China.
- Desplome del comercio mundial será entre 13 y 32% en el año.
- Es una caída gigantesca.
- Más de un 1 tercio de los empleos está en riesgo.
Ahora, miremos el lado iluminado de la luna.
Miremos a la CEPAL, cuya directora, Alicia Bárcenas, ha dicho que “esta pandemia nos ofrece las oportunidades para superar los viejos patrones de especialización”. Y la innovación, es una puerta de entrada a ese mundo nuevo.
Miremos al economista argelino Jacques Attali, fuente de consulta de los últimos presidentes de Francia. Dice que hay un amplio sector, al que define como "economía de la vida", como los laboratorios, las fábricas de medicina y los productores de alimentos. Augura que este sector florecerá durante los próximos años.
Miremos al director general de la FAO. Qu Dongyu, señaló que "necesitamos mejores políticas, más innovación, más inversiones y una mayor inclusión para crear sectores agrícolas y alimentarios dinámicos. Se prevé que alrededor del 85 por ciento del crecimiento debe venir de inversiones en tecnología de producción y mejores prácticas agrícolas.
Y todo eso viene de la mano de la innovación de investigadores y de empresarios que se la juegan.
Miremos al gobierno de Uruguay, que el viernes anunció que se exceptuará del ahorro presupuestal previsto a instituciones vinculadas a ciencia, tecnología e innovación. La medida comprende a Institut Pasteur, Agencia Nacional de Investigación e Innovación, al Instituto Clemente Estable y al INIA (Instituto de Investigación Agropecuaria), entre otros.
Uruguay ha sido germinador de grandes inventos que a lo largo de la historia han permitido, desde calentar agua para el mate, alimentar personas y salvar muchas vidas humanas.
En la lista está:
- el tasajo, que según el ingeniero Juan Grompone, es el invento uruguayo más influyente en el mundo.
- Yo personal y humildemente creo que le pelea el puesto la mamografía, esa técnica de detección precoz del cáncer mamario, creada en 1946 por el radiólogo uruguayo Raúl Leborgne.
- También está el Corned beef, que alimentó al planeta entre fines del siglo XIX y mediados del XX.
La lista es mucho más larga.
- Está el marcapasos implantable, creado por el cardiólogo Orestes Fiandra.
- Está el Lisado de corazón, invento del químico Federico Díaz.
- Está el Sumidero Invertido Selectivo (SIS), desarrollado por el ingeniero Rafael Guarga.
- Está la Emergencia médica móvil, el Vitalkrill, el extracto de marcela, el clásico SUN, las UPA como solución rápida para potabilizar agua, entre otros tantos.
Pero este lado iluminado también hay problemas. Uruguay ha tenido un desempeño relativamente pobre en materia de innovación, lo cual ha afectado negativamente su productividad y, por consecuencia, sus posibilidades de crecimiento. Hay algunos avances y grandes desafíos. Lo dice un extenso documento de trabajo Uruguay + 25 producido en el marco del proyecto liderado por Enrique V. Iglesias.
Se dice que esta propuesta se basa en el entendimiento de que la sociedad uruguaya tendrá más oportunidades a futuro en la medida de que las políticas y estrategias de desarrollo tengan un enfoque de mediano y largo plazo.
Ojalá que en estos tiempos de pandemia y de discusiones políticas que suelen convertirse en riñas de poca monta, se puedan proyectar consensos nacionales en torno a estímulos a favor de la innovación.
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Juan Andrés Elhordoy para el espacio Voces en la Cuarentena de En Perspectiva