Por Juan Andrés Elhordoy ///
Hola, amigos de En Perspectiva. Soy Juan Andrés Elhordoy y quiero comentarles que estoy aquí y ahora, después de 100 meses de silencio en los medios.
En estos días han circulado por redes sociales listas incompletas de periodistas que se han incorporado a equipos de comunicación de distintas instituciones del Estado. Digo que no está completa porque faltan y sobran nombres.
Punto.
Pero también digo que es incompleta porque este fenómeno de periodistas que se pasaron al otro lado del mostrador, no es de ahora. En los dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete gobiernos anteriores, hubo también connotados y no tanto que salieron de la trinchera del periodismo para volcar su experiencia al servicio de gobiernos e instituciones. Y entre tantos, me incluyo.
Vuelvo a ese listado de periodistas que alguien, en forma anónima, pergeñó y echó a rodar. Esa lista tiene por título: abro comillas, Periodismo Independiente, cierro comillas. Las comillas que ponen en duda la probidad personal y profesional sin argumentos ni análisis. Es expresión de algunos que suelen apoyarse en la grave pandemia de los prejuicios que nos afecta.
Conozco muchos periodistas de acá y de allá que votan a tal o cual partido político cada cinco años. Y también reconozco a muchos que tienen por ideología la que debe priorizar todo periodista que no es otra que la propia del periodismo, con valores como la verdad, la justicia, los derechos humanos, la democracia, el interés público y el contrapoder.
Me divierto muchas veces cuando me encuentro con lectores, oyentes y televidentes que se desesperan frente a periodistas que ejercen su rol sin etiquetes y no se sabe si son de izquierda o de derecha.
Me alegra muchas veces saber que la mayoría de los periodistas son…periodistas. Como ya lo dijo el español Pedro José Ramírez: «El periodismo es un fin en sí mismo». Son los que se han peleado con todos y ningún partido o sindicato acaba fiándose de ellos porque han dejado de masajearles en algún momento. Eso es periodismo, lo demás son relaciones públicas, dijera Orwell.
Correspondería preguntarse por qué ocurre este fenómeno. Y la respuesta es simple. Este fenómeno ocurre porque los medios de comunicación atraviesan una muy fuerte crisis económica que deriva en trabajos precarios, donde se paga poco y donde es el fatigoso multiempleo el que sale a enmendar la plana.
Volviendo a la lista debo decir que me preocupa porque quiere atacar el valor del periodismo con uno de los virus más dañinos de este tiempo. Se llama sinécdoque, figura retórica de pensamiento que consiste en designar la parte por el todo, es decir, la materia por el objeto, el singular por el plural o lo abstracto por lo concreto.
Entonces…como cuatro periodistas dejaron de ejercer en medios para trabajar en Ministerios, parece que el periodismo no es independiente y por ende, no confiable.
Esto es lo grave. ¿Acaso el periodismo no tiene ningún valor para la democracia y es responsable de desvirtuar las mentes débiles de la ciudadanía para ponerse al servicio del poder de turno?
Pero hay otro problema estructural que debiera encararse como política de Estado. Según el muy reciente Digital News Report 2020 elaborado por el Instituto Reuters y la Universidad de Oxford, la crisis del coronavirus impulsa una desaceleración cíclica que afecta a todos los medios de comunicación, sobre todo a los que se basan en la publicidad. La crisis se agudizará y habrá más peticiones de ayuda a los gobiernos, lo que podría debilitar la independencia periodística.
Los próximos 12 meses serán cruciales para definir el futuro de los medios de comunicación y del periodismo. Según el informe, muchos medios entran en este período más conscientes que nunca del valor de su producto, aunque las perspectivas inmediatas parecen inciertas.
Además, la inquietud por la desinformación sigue en niveles altos, al tiempo que la confianza en las noticias continúa disminuyendo en muchos países. Y esto se traduce en democracias debilitadas.
En suma.
Hay que defender el periodismo que tiene la función de joder al poder y de iluminar zonas oscuras, más que reflejar la luz.
Solo conociendo el ethos del periodismo, ese comportamiento de no casarse con nadie que adoptan los buenos profesionales, podremos como sociedad pensar en positivo.
Porque acusar rápido y mover las redes empareja al político porque invita fácil a victimizarse. Como dijo el argentino Lisandro Bregant… atacar, comprar o poner a dormir al periodismo es la buena praxis del poder. Por eso estamos como pueblo anestesiados.
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Juan Andrés Elhordoy para el espacio Voces en la cuarentena de En Perspectiva