Por Ricardo Pascale ///
Está ampliamente demostrado hoy día que las causas próximas para explicar el desarrollo de los países tienen al conocimiento como factor principal, al que acompañan el capital y el trabajo.
El conocimiento, y en definitiva, la aplicación económica del saber, juegan un rol central para entender por qué crece o no crece una nación.
Además de las causas próximas, explican la dinámica del crecimiento las causas fundamentales, como las instituciones, en el sentido dado por Douglass North: la cultura, la política, entre otras.
A partir de los setenta, cuando Intel desarrolla el primer microprocesador en su laboratorio de Santa Clara en California, el conocimiento comienza a incrementarse a una escala desconocida en la humanidad.
Este conocimiento daría un impulso definitivo y clave a la innovación, esto es, la explotación exitosa de una nueva idea.
La innovación pasa a concretizar la posibilidad de un incremento de valor de nuevos bienes y servicios, e impulsa la productividad, entendiendo por productividad la eficiencia con que los factores de producción dan lugar a los productos.
Pasa así la productividad, al empuje de la innovación, a ser fundamental para crecer y dar lugar a la competitividad. Esta es la capacidad de crecer sostenidamente en base a un incremento de la productividad.
Dos aspectos resumen los elementos decisivos para explicar el crecimiento de los países, y son: la productividad, impulsada por la innovación, que da paso a la competitividad; y el buen funcionamiento de las instituciones, a la North.
En un contexto en el cual la economía internacional, en términos globales, ha enlentecido su crecimiento en medio de enfrentamientos comerciales que llevan a un aumento de la incertidumbre: ¿qué ha sucedido con la innovación?
Conforme al Índice de Innovación Global (Global Innovation Index) que produce anualmente la Universidad de Cornell, el Insead y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, en su informe 2019, la innovación, a través de algunas de sus mediciones, ha crecido. Dos mediciones suelen tomarse en cuenta: la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) y el aumento de patentes.
La inversión en I+D ha crecido: a nivel público un 5 %, y a nivel privado, un 6.7 % con respecto al año anterior. Ambas cifras son claramente superiores al crecimiento de la economía global, que este año estará en torno al 3 %.
Las economías vienen incrementando su esfuerzo en el crecimiento de la innovación, impulsando el aumento y el mantenimiento de dinámicos sistemas de innovación y redes.
El informe, de todas formas, deja en claro que se está ingresando en el riesgo de que la innovación pierda dinamismo de persistir o aumentarse los niveles de incertidumbre.
Pero establece para el momento actual que “nunca en la Historia, tantos científicos en todo el mundo trabajan para resolver los más acuciantes desafíos científicos”.
Los diez países más innovadores son Suiza, Suecia, Estados Unidos, Holanda, el Reino Unido, Finlandia, Dinamarca, Singapur, Alemania e Israel. Este índice se calcula a partir de insumos y productos de innovación.
Los insumos son las instituciones, el capital humano, la infraestructura y la sofisticación de los mercados. Los productos son la sofisticación de los negocios, el conocimiento y las salidas tecnológicas y creativas.
Otra conclusión a remarcar del informe es que se mantiene una brecha de innovación entre los países, lo que marca una suerte de “cielo de cristal”. Este viene en buena medida siendo perforado por China y, en menor intensidad, por India.
En los 129 países que compila el índice, Uruguay ocupa el lugar 62. En los insumos, pesan hacia abajo el Capital Humano y la Inversión, y la Sofisticación de los Mercados; y en los productos, la Sofisticación de los Negocios.
Si bien Uruguay es superado por Chile, está por encima de Argentina, Brasil y Colombia.
Algunas economías pequeñas, sin embargo, ocupan un lugar entre las 20 primeras, que son: Luxemburgo, Singapur y Hong Kong (China). Se destacan, por un lado, en los insumos, por las variables Instituciones, Infraestructura y Capital Humano; por el lado de los productos, destacan el Conocimiento y la Sofisticación de los Negocios.
Pone de relieve, esta última conclusión, que los países pequeños pueden alcanzar excelentes performances. Uruguay puede, si hay consenso, ser uno de ellos.
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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, lunes 04.11.2019
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