Por Fernando Butazzoni ///
Unas palabras dichas por mí en forma de telegrama durante La Mesa de En Perspectiva, referidas al último informe de la Organización Meteorológica Mundial generaron reacciones encontradas. Algunos oyentes se declararon complacidos de que hubiera tocado el tema del cambio climático. Otros me han advertido que toda esa historia del calentamiento global es pura política y charlatanería seudocientífica.
Me interesa en especial la opinión de mi querido compañero y colega Marcelo Estefanell, quien me hizo llegar su total discrepancia con mi alarma, y me envió algunos de los trabajos publicados por él y por otros estudiosos, a lo largo de los años, en diferentes medios respecto a este asunto.
Su posición, que mucho respeto, básicamente indica que no hay pruebas científicas sólidas de que haya un cambio climático, y que en caso de que lo hubiera menos pruebas hay de que el mismo sea consecuencia de la actividad humana. Le echa la culpa al “antropocentrismo”, es decir a la tendencia a creer que el humano es el centro, causa y motivo de todo cuanto ocurre en el universo. Él va más lejos aún, y se pregunta cómo podemos saber que hay un proceso de calentamiento global, si apenas tenemos un puñado de datos de un periodo muy acotado de tiempo en unos pocos lugares.
Los argumentos de Estefanell son los mismos que utiliza la mayoría de los negacionistas del calentamiento global. Todos hablan de “falta de consenso científico”, de pruebas inconsistentes, de una presunta manipulación política de los conservadores más rancios (con la finada Margaret Thatcher a la cabeza), de algunas organizaciones de oscuro origen, etc.
Sin duda se trata de un tema importantísimo y apasionante, el que por desgracia es considerado por muchos uruguayos como ajeno a nosotros, un asunto lejano o, lo que es peor, que debe ser manejado por expertos y especialistas. Creo, al igual que Marcelo Estefanell, que el punto es de gran interés, y que nos concierne a todos, porque todos padeceremos las consecuencias (ya sea del calentamiento global o de las mentiras a propósito del mismo).
Hay una enorme cantidad de variables para explicar los procesos que ha vivido este planeta en los últimos millones de años. Y es verdad que nuestro paso por la Tierra es un pestañeo, una nada en la inmensidad del tiempo y el espacio. Pero no es menos cierto que el hombre ha tenido conductas con consecuencias que sí se pueden medir. El ser humano, respecto al planeta, ha asumido iniciativas cuyos resultados son catastróficos: miles de especies extinguidas, modificaciones drásticas de la topografía, cambios en la secuencia genética de muchos seres vivos, islas de plástico a la deriva que son del tamaño de Francia, desertificación de vastas regiones, acidificación de los océanos, entre otros. Y, por supuesto, altísimas concentraciones de gases de efecto invernadero.
En mi telegrama del otro día informé acerca de las últimas mediciones de la WMO sobre esos gases: han crecido de 400,1 partes por millón en 2015 a 403,3 partes por millón en 2016 y a 405,5 partes por millón en 2017. Es decir, han crecido más del uno por ciento en tres años, y acelerándose.
El secretario general de ese organismo internacional, el científico finlandés Petteri Taalas, ha dicho al respecto: “La ciencia es clara. Sin rápidos recortes en las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero, el cambio climático incrementará de forma destructiva e irreversible sus impactos para la vida en la Tierra. La ventana de oportunidades para la acción está casi cerrada”.
Me parece poco probable que la WMO esté tan rematadamente equivocada, y que lo esté el Panel de ONU sobre el Cambio Climático, y las decenas de academias de ciencias de todo el mundo que afirman lo mismo, y los cientos o acaso miles de científicos que opinan igual. De todas formas, no creo que sea un tema ajeno a los ciudadanos comunes y corrientes, sobre todo a los que vivimos en países pequeños y costeros, como es el caso de Uruguay. El tema da para mucho y el tiempo no, así que la seguiremos en otro momento. Espero que sea antes de que el agua nos llegue al cuello.
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Emitido en el espacio Tiene la palabra de En Perspectiva, miércoles 28.11.2018
Sobre el autor
Fernando Butazzoni (Montevideo, 1953) es escritor, periodista y guionista, integra La Mesa de En Perspectiva. Fue tupamaro y en 1972 debió iniciar un largo exilio que lo llevó a vivir en distintos países de América Latina y Europa. Combatió junto al Frente Sandinista en la guerra popular de Nicaragua. Dirigió revistas y fue corresponsal de guerra. Entre 2010 y 2013 ejerció la presidencia del Sodre. Por su obra literaria ha recibido premios nacionales y extranjeros. Entre sus publicaciones más recientes figuran Las cenizas del Cóndor (2014), La vida y los papeles (2016) y Una historia americana (2017).
Corrección, lunes 03.12.2018
Esta nota fue editada para corregir un error ortográfico en el tercer párrafo.