Foto: Ministerio de Educación y Cultura
Presentan: Fundación Telefónica Movistar y Lenovo
Clemente Estable es hoy un instituto de investigaciones biológicas, pero antes fue una persona: un científico, docente e investigador que ayer hubiera cumplido 130 años.
Nació cerca de lo que hoy es Santa Lucía en 1894, fue maestro escolar pero le tiraba la ciencia y en ella se formó a base de cursos extracurriculares.
Tanto que, a pesar de no ser médico, en forma excepcional consiguió una beca del gobierno español para estudiar en ese país, como discípulo de Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina.
A su regreso, se dedicó, entonces sí, a la investigación científica, hasta el punto de que se lo considera un iniciador de esa profesión en Uruguay, entre otros motivos por su rol central en la creación del laboratorio que luego evolucionó hasta convertirse en lo que hoy es el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE).
Por todo eso, el día de su cumpleaños se celebra desde 2004 el Día del Investigador, la Ciencia y la Tecnología.
Ayer, como parte de la conmemoración, el IIBCE, abrió sus puertas para una serie de actividades que incluyeron una disertación de la historiadora Ana Ribeiro, subsecretaria de Educación y Cultura, más visitas guiadas a los distintos laboratorios e incluso talleres para niños.
A partir de este aniversario redondo, 130 años, en el espacio de Ciencia y Tecnología repasamos la figura de Clemente Estable y su obra.
¿Por qué se lo destaca tanto? ¿Qué aportó a la ciencia uruguaya?
Conversamos En Perspectiva con el Dr. Pablo Zunino, microbiólogo, investigador, docente, y expresidente del consejo directivo del IIBCE.