Foto: humanium.org
El niño que lo molestan, lo empujan, le comen la comida, le sacan la plata que lleva para comprarse algo en la cantina de la escuela o en el almacén de la vuelta.
El niño del que se burlan y se ríen porque es más gordito, porque no juega bien al fútbol, porque no habla mucho, porque tiene un nombre gracioso o porque se pone colorado cuando se enoja.
El niño al que golpean de a varios, al que hacen odiar ir a la escuela, al liceo, al club.
Todos, seguro, conocemos alguno. Cuando no lo padecimos o lo practicamos cuando éramos niños.
Bullying o acoso escolar son los términos que se utilizan hoy para describir una realidad que lejos está de ser nueva, pero que antes se veía como normal. Incluso, como una suerte de rito de maduración, parte del crecer. Uno aprendía de eso, forjaba carácter.
Investigaciones más actuales señalan que los efectos negativos del acoso infantil pueden persistir bien entrada la adultez.
La semana pasada fue el día internacional del bullying, por lo que les propusimos volver sobre este tema. ¿Cómo deben trabajar los padres con sus hijos, para enseñarles a no burlarse, ni tampoco a permitir que otros se rían de otro niño?
Esta mañana conversamos sobre esto con la psicopedagoga argentina María Zysman, autora de dos libros sobre bullying y ciberbullying, y directora del equipo Libres de Bullying, que trabaja en prevención, detección e intervención en situaciones de acoso infantil.