Foto: En Perspectiva
Estamos en el Mes de la Mujer y parece claro que hay varios temas pendientes vinculados a las cuestiones de género que vale la pena seguir abordando.
Uno de esos temas refiere a los límites del consentimiento.
Con frecuencia salen a la luz denuncias sobre presuntas situaciones de acoso o abuso sexual, tras lo cual se genera un debate sobre si la víctima avaló de alguna manera la conducta del agresor. Si no pudo poner un freno, si no quiso frenar y luego intentó pero ya no fue posible, si aceptó con buena disposición lo que ocurrió pero tiempo después se arrepintió. Las hipótesis son inagotables.
Todos hemos escuchado algún ejemplo, en Uruguay o en el exterior. Los casos abarcan a personas vinculadas a la política, el deporte, el mundo del espectáculo y prácticamente cualquier ámbito de la sociedad.
A veces, lo que se denuncia es lisa y llanamente un delito. En otras ocasiones, se trata de faltas previstas en reglamentos, protocolos o códigos internos de determinadas instituciones.
Pero estos hechos también ocurren en terrenos menos regulados, donde la libertad personal y la ética de cada individuo son las que marcan los límites de lo prohibido y lo aceptado.
Lo cierto es que los tiempos han cambiado. Algunas prácticas que en el pasado estaban autorizadas o toleradas, hoy generan mayor condena y rechazo. Y situaciones que antes eran calladas o quedaban en el círculo íntimo, ahora son denunciadas e incluso divulgadas públicamente.
Por eso, para muchos surge la pregunta: ¿cómo manejarse ante estas nuevas coordenadas?
La Mesa de Mujeres con Lucía Neumann, Mariana Pomiés, Eleonora Navatta y Teresa Herrera.